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En el telar
Guía para el tejedor contemporáneo

Un libro de Maryanne Moodie

Agotado

Colección GGDIY

Aunque el arte de tejer cuenta con siglos de historia a sus espaldas, las nuevas generaciones de tejedores están revolucionando esta técnica artesanal, sencilla y bella, con nuevos usos y estilos. Maryanne Moodie, una de las protagonistas de esta transformación, nos regala en estas páginas una guía increíble para aprender las técnicas tradicionales de la tejeduría y al mismo tiempo experimentar reconvirtiendo objetos cotidianos en insólitos telares.

Materiales y técnicas. Toda la información y los consejos básicos sobre materiales, herramientas y tipos de punto. Y aprende a fabricar también tu propio telar a partir de cualquier objeto, desde una lámpara o una cesta de bici hasta la rama de un árbol o un pedazo de cartón.

24 proyectos. Propuestas sobre múltiples formatos y soportes: rectangulares, circulares y otros totalmente novedosos. Podrás tejer desde una alfombra a la manera tradicional… ¡hasta un tipi, un collar o un ornamento en tu cabello!

Paso a paso. Realiza cada proyecto siguiendo las detalladas instrucciones y fotografías paso a paso que te guiarán fácilmente.

¡Sumérgete en una de las técnicas artesanales más apasionantes!

Descripción técnica del libro:

20.5 x 22.5 cm
144 páginas
Español
ISBN/EAN: 9788425230585
Rústica
2017
Descripción
Descripción

Detalles

Aunque el arte de tejer cuenta con siglos de historia a sus espaldas, las nuevas generaciones de tejedores están revolucionando esta técnica artesanal, sencilla y bella, con nuevos usos y estilos. Maryanne Moodie, una de las protagonistas de esta transformación, nos regala en estas páginas una guía increíble para aprender las técnicas tradicionales de la tejeduría y al mismo tiempo experimentar reconvirtiendo objetos cotidianos en insólitos telares.

Materiales y técnicas. Toda la información y los consejos básicos sobre materiales, herramientas y tipos de punto. Y aprende a fabricar también tu propio telar a partir de cualquier objeto, desde una lámpara o una cesta de bici hasta la rama de un árbol o un pedazo de cartón.

24 proyectos. Propuestas sobre múltiples formatos y soportes: rectangulares, circulares y otros totalmente novedosos. Podrás tejer desde una alfombra a la manera tradicional… ¡hasta un tipi, un collar o un ornamento en tu cabello!

Paso a paso. Realiza cada proyecto siguiendo las detalladas instrucciones y fotografías paso a paso que te guiarán fácilmente.

¡Sumérgete en una de las técnicas artesanales más apasionantes!

Maryanne Moodie es artista textil y profesora de tejeduría. Combina la creación de piezas murales con los talleres de tejeduría que imparte en los Estados Unidos y en Australia, país del que es originaria. Su obra ha aparecido tanto en publicaciones impresas, como las revistas New York, Anthology y O, The Oprah Magazine, como online, en Design*Sponge y The Design Files. Finalista de los Martha Stewart American Made Awards en 2014 y 2015, Moodie comercializa sus obras a través de Etsy y de tiendas online y físicas de todo el país. En 2013 trasladó su estudio de Melbourne (Australia) a Brooklyn (Nueva York), donde sigue ampliando sus proyectos.

Índice de contenidos
Índice de contenidos

Índice

Introducción

PRIMEROS PASOS
Herramientas y materiales
Elección de las fibras
Principios básicos de tejeduría
Diseño y armonía cromática

TELARES RECTANGULARES

TELARES CIRCULARES

TELARES NO TRADICIONALES

RECURSOS

Agradecimientos
Sobre la autora

Lee un fragmento
Lee un fragmento

Extracto de la introducción

Introducción

SIEMPRE ME HA FASCINADO la ropa vintage. Como soy la menor de seis hermanos, pasé mucho tiempo con ellos en tiendas de beneficencia, buscando ropa y juguetes de segunda mano entre las estanterías y los percheros. Era como entrar en la cueva de Aladino: nunca sabías qué tesoros esperaban escondidos bajo montones de objetos. Ya de niña me sentía atraída por los tejidos y las prendas hechos a mano, llenos de bordados y lentejuelas que captaban mi atención y despertaban mi imaginación. A medida que crecía, aumentaba mi gusto por ellos. Empecé a prestar atención a las señales que el pasado había dejado en ellos: un zurcido aquí, un botón de repuesto allá, pequeños rastros de las vidas vividas junto a esos bellos tesoros.

Más adelante comencé mi carrera como docente, dedicada principalmente a la educación artística, que se prolongó durante más de diez años. Me encantaba enseñar arte porque me permitía impartir no solo conocimientos, sino también técnicas manuales, y compartir el placer de crear con mis alumnos. Me resultaba particularmente interesante observar cómo cada alumno aportaba su visión a cada una de las tareas encomendadas; disfrutaba al ver las diferentes maneras en que cada uno interpretaba y aplicaba las técnicas que le había enseñado. Como no tenía suficiente, paralelamente a mi carrera docente monté una pequeña empresa dedicada a buscar y comercializar ropa y exquisitos textiles vintage para el hogar. Ambos caminos profesionales me enseñaron a formar una comunidad, estar abierta a las oportunidades, creer en el instinto, ser capaz de perdonarme y gestionar la logística que conlleva emprender un negocio honrado y sostenible en términos medioambientales.

Entonces me quedé embarazada de Murray, mi primer hijo. Cuando cogí la baja por maternidad, empecé a vaciar la habitación donde almacenaba mis bártulos artísticos, lo que me retrotrajo a esos días de mi infancia en que visitábamos las tiendas de beneficencia: bajo los estratos acumulados con los años, se ocultaba un tesoro que esperaba ser descubierto. Escondido entre los montones de papel y materiales, encontré un pequeño telar condenado a terminar en el cubo de la basura. Aunque no sabía lo que era ni cómo funcionaba, algo resonó en mi interior: el telar resultó ser la conexión entre mi pasión por lo vintage y mis ambiciones creativas. La caja que contenía el telar tenía un agujero en su parte superior y ni siquiera estaba segura de que conservara todas sus piezas, pero decidí conservarlo, así que lo salvé de la quema.

Como era una madre primeriza, tener que quedarme en casa fue una de las experiencias más duras y solitarias que existen, y se convirtió en todo un desafío para la energía, la salud, tanto física como mental, y el sentido de mi vida como mujer. Tras nacer mi hijo, me encontré luchando por adaptarme a una nueva cotidianidad bajo otra identidad: ya no era profesora, mi negocio quedó temporalmente en suspenso, me sentía exhausta y sobrepasada por los acontecimientos.

Un día, en 2012, mientras dormía mi bebé, me acordé del telar. Lo saqué de la caja y me puse a leer las instrucciones. No tenía hilaturas a mano, así que monté una urdimbre de yute y, utilizando cordel encerado de color neón, hice una muestra de tejido. Al instante me volví adicta al telar. El breve manual de instrucciones que lo acompañaba no me sirvió de mucho, así que comencé a aprender nuevas técnicas por mi cuenta, con fragmentos de información sacados de internet y, más tarde, de libros vintage dedicados a la tejeduría que fui encontrando en eBay y en librerías de segunda mano. Mis primeros pasos como tejedora fueron una torpe y cómica sucesión de ensayos y errores. A trompicones, me “inventaba” nuevos puntos para descubrir más tarde que generaciones ancestrales de tejedores llevaban miles de años utilizando esa técnica. Escudriñaba los textiles vintage en busca de inspiración e intentaba crear diferentes efectos. Cada vez que me sentaba para comenzar una nueva pieza, me obligaba a probar una nueva técnica, a incorporar una nueva fibra o a mezclar colores para formar combinaciones insólitas. Quería extraer de las piezas murales vintage su esencia nostálgica y, al mismo tiempo, insuflarles nueva vida mediante sorprendentes combinaciones de color y textura.

La tejeduría encendió un interruptor en mi interior. Siempre quería aprender más, hacer más, involucrarme más. Así que empecé a compartir los resultados de mi trabajo en las redes sociales para contactar con otros artesanos; de inmediato, recibí la alentadora respuesta de toda una comunidad de increíbles mujeres. Al principio, la mayoría eran antiguas clientas de mi tienda de ropa, que ya conocían y apreciaban la estética de las piezas murales con raíces vintage. Poco a poco, mi tribu se fue ampliando. A través de internet entré en contacto con otros tejedores, hiladores, tintoreros y creadores, y descubrí una comunidad capaz de establecer vínculos significativos, de prestarse apoyo mutuo y de crecer juntos. Me sentí como si emergiese de la oscuridad [...]

Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL

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