El lettering, una de las especialidades de gráfica aplicada de más larga trayectoria, vive una segunda época dorada. La singularidad de cada obra y su factura artesanal han actuado como contrapunto del mundo digital y están devolviendo a este arte centenario el lugar que se merece en la práctica del diseño.
Este manual básico recupera los principios y técnicas del dibujo artesanal de letras para darlos a conocer entre los estudiantes y profesionales de hoy en día y cualquier aficionado a la belleza de este arte. Desde qué es el lettering y en qué se diferencia de la tipografía y la caligrafía, pasando por los principios de composición y los recursos ornamentales más recurrentes hasta los estilos artísticos o el proceso de diseño, este libro revela los secretos necesarios para sumergirse con rigor en la técnica y la práctica del dibujo de letras hechas a mano.
Con este libro aprenderás a:
> Educar tu mirada para reconocer el arte que hay detrás del lettering callejero
> Emplear la terminología específica de la profesión
> Utilizar las herramientas básicas como la plumilla y el rotulador
> Reconocer los estilos tipográficos y aplicarlos adecuadamente
> Trabajar correctamente con la estructura, la jerarquía y la distorsión
> Aplicar los ornamentos y florituras básicos
> Jugar con el color y las texturas
> Digitalizar tus obras y tratarlas con un programa de dibujo vectorial
> Vivir del lettering como profesión
Texto del prólogo
Prólogo
Estoy muy contento de prologar esta magnífica obra. Han tenido que pasar muchas décadas para que por fin vea la luz un libro/compendio sobre la letra dibujada, o rotulación, o lettering, y no le falta de nada. Todo está aquí perfectamente dibujado y explicado por su autora, Martina Flor, en un lenguaje claro y ameno que es de agradecer. Nada se aparta de lo que yo aprendí, de forma un poco desordenada, autodidacta y analógicamente, de lo que conformó mi mundo desde hace tantos años. El lector encontrará en este libro todos los estilos con sus correspondientes adornos, aplicados a todas las necesidades y realizados por Martina con una sensibilidad exquisita.
Sabemos que hoy existe una creciente curiosidad por la letra dibujada. Son muchísimos los jóvenes –y no tan jóvenes– que desean aprender y desempeñarse profesionalmente en este arte, o que buscan tan solo el puro placer de usar las manos.
Hoy la letra invade campos donde no estuvo nunca antes. Surgen nuevos usos por doquier, quizás impulsados por las nuevas herramientas o materiales. El caso es que caligrafía, lettering y tipografía coexisten en el mercado hoy más que nunca, dejándonos una ingente cantidad y variedad de nuevas formas de letra. El auge creciente de la informática hace que el lettering suba como la espuma. Y esto me resulta muy curioso, porque en Buenos Aires, donde me inicié en este oficio o “Arte de letra” como entonces se llamaba allí el lettering, este venía a suplir la inexistencia de tipografías. Eran verdaderas creaciones dibujadas con primor y mucho entusiasmo que hacían más vistosos y apetecibles los envases y anuncios, mientras discurrían los años 50 del siglo pasado.
Cuando me mudé con mi familia a Chicago a principios de los años 60, comprobé que aquello era el paraíso para amantes de la letra como yo. Era enorme la abundancia y la oferta tan variada en el uso de la tipografía en general. Fue allí donde me formé en este arte, y uno de mis maestros fue discípulo de Frederic Goudy y de Oswald Cooper. En esos años tan creativos, cuando el lettering estaba en auge, en los sectores de packaging, editorial y publicidad se apreciaban las bondades de una buena letra dibujada a mano por los especialistas amanuenses que surgían en todos los rincones de Estados Unidos.
Hand made era entonces sinónimo de bien hecho (basta con mirar las cubiertas de los discos de esa época para comprobar esta aseveración). No podían dejar de surgir nombres en mi memoria de los que crearon escuela, como mis maestros y amigos –muchos de ellos coetáneos míos– Gerard Huerta, Michael Doret, Louise Fili, Jim Parkinsons, Seymour Chwast, Paula Scher, Ed Benguiat, Tony Forster, Jean Larcher, Claude Mediavilla... Y tantos otros que sería demasiado largo nombrar aquí.
De este libro, me llamó la atención el apartado tan interesante de adornos, ringorrangos, o flourishes (florituras), que permite encontrarlo todo junto en un libro. Estos “rulos”, parte importantísima de la obra gráfica, se adaptan a cualquier forma geométrica y la complementan armoniosamente, conservando con sumo cuidado el equilibrio entre blancos y negros y respetando la proporción, sin lo cual, los “rulos”, que son tan delicados, no quedarían tan bonitos en su aplicación.
Son conocidos mis exlibris, en ellos vuelco todo lo aprendido en la materia del lettering y en el campo del adorno caligráfico; para mí, la ornamentación forma parte de un todo armónico, siempre allí donde se hace necesario.
Martina, con su maravilloso arte, ya nos tiene acostumbrados a su estilo. Es muy activa y genera mucha producción. De eso sé bastante, ya que siempre me faltó tiempo y a veces hago mención de las noches que paso en vela dibujando letras. Eso sí, contento, porque estas cosas se hacen con buen humor y libertad o no se hacen. Las creaciones de Martina se diría que irradian alegría y buen talante, ella toca todos los estilos sin errar ninguno y, además, posee un dominio único del color. Cuando piensas, de vez en cuando, que ya está todo creado, siempre aparecen nuevos cultivadores que renuevan estas disciplinas. Martina, con su talento, es un reflejo de ello, por lo cual debemos estar muy agradecidos.
Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL