Los ojos de la piel
La arquitectura y los sentidos

Un libro de Juhani Pallasmaa

 

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Publicado originariamente en inglés en 1996, Los ojos de la piel se ha convertido en un clásico de la teoría de la arquitectura. El ensayo nace de la preocupación de Juhani Pallasmaa por el creciente predominio del sentido de la vista en la reflexión en torno a la arquitectura, un fenómeno que ha silenciado el papel de las otras cualidades sensoriales y ha empobrecido nuestra concepción y experiencia del espacio construido.

Además del prólogo del arquitecto Steven Holl, esta segunda edición en castellano incorpora un epílogo de Peter MacKeith acerca de la figura de Pallasmaa. A medio camino entre retrato biográfico e introducción teórica al pensamiento del arquitecto finlandés, MacKeith contextualiza la trayectoria crítica del autor en el marco del pensamiento nórdico y europeo, y resalta la profunda sensibilidad y conocimiento de su aproximación a la arquitectura.

Descripción técnica del libro:

128 páginas
Español
ISBN/EAN: 9788425227509
2014 (2ª edición)
Prólogo de Steven Holl y epílogo de Peter MacKeith
Segunda edición ampliada
Descripción
Descripción

Detalles

Publicado originariamente en inglés en 1996, Los ojos de la piel se ha convertido en un clásico de la teoría de la arquitectura. El ensayo nace de la preocupación de Juhani Pallasmaa por el creciente predominio del sentido de la vista en la reflexión en torno a la arquitectura, un fenómeno que ha silenciado el papel de las otras cualidades sensoriales y ha empobrecido nuestra concepción y experiencia del espacio construido.

Además del prólogo del arquitecto Steven Holl, esta segunda edición en castellano incorpora un epílogo de Peter MacKeith acerca de la figura de Pallasmaa. A medio camino entre retrato biográfico e introducción teórica al pensamiento del arquitecto finlandés, MacKeith contextualiza la trayectoria crítica del autor en el marco del pensamiento nórdico y europeo, y resalta la profunda sensibilidad y conocimiento de su aproximación a la arquitectura.

Juhani Pallasmaa (Hämeenlinna, 1936) es arquitecto y trabaja en Helsinki. Fue profesor de arquitectura en la Universidad Politécnica de Helsinki, director del Museo de Arquitectura de Finlandia y profesor invitado en diversas escuelas de arquitectura de todo el mundo. Autor de numerosos artículos sobre filosofía, psicología y teoría de la arquitectura y del arte, su libro Los ojos de la piel (2006) se ha convertido en un clásico de la teoría de la arquitectura y es de lectura obligatoria en diferentes escuelas de arquitectura de todo el mundo. Pallasmaa es también autor de La mano que piensa (2012), La imagen corpórea (2014), Habitar (2016) y Esencias (2018), todos ellos publicados por la Editorial GG.

Índice de contenidos
Índice de contenidos
Índice de contenidos
 
Prólogo
Hielo fino. Steven Holl
 
Introducción a la segunda edición
Tocar el mundo. Juhani Pallasmaa
 
Parte primera
Visión y conocimiento
Crítica al ocularcentrismo
El ojo narcisista y nihilista
Espacio oral versus espacio visual
Arquitectura retiniana y la pérdida de la plasticidad
Una arquitectura de imágenes visuales
Materialidad y tiempo
El rechazo de la ventana de Alberti
Una nueva visión y el equilibrio sensorial
 
Parte segunda
El cuerpo en el centro
Experiencia multisensorial
El significado de la sombra
Intimidad acústica
Silencio, tiempo y soledad
Espacios del olfato
La forma del tacto
El sabor de la piedra
Imágenes de músculo y hueso
Imágenes de acción
Identificación corporal
Mímesis del cuerpo
Espacios de memoria e imaginación
Una arquitectura de los sentidos
El cometido de la arquitectura
 
Una manija y un apretón de manos
Una introducción a Juhani Pallasmaa y a su obra
Peter MacKeith
 
Índice de nombres
Créditos de las ilustraciones
Lee un fragmento
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Extracto de la introducción

Introducción a la segunda edición
Tocar el mundo. Juhani Pallasmaa

Mi librito Los ojos de la piel. La arquitectura y los sentidos se publicó por primera vez en 1996 en la colección Polemics de la editorial Academy Editions de Londres. Los editores de la colección me invitaron a que escribiera un extenso ensayo de 32 páginas sobre un tema que encontré pertinente en el discurso arquitectónico de la época.

La segunda parte del manuscrito tomó sus ideas básicas de un ensayo titulado “An Architecture of the Seven Senses” [“Una arquitectura de los siete sentidos”] y publicado en un número especial de la revista a+u. Questions of Perception: Phenomenology of Architecture (julio de 1994), dedicado a la obra de Steven Holl y que también incluía ensayos del propio Holl y de Alberto Pérez-Gómez. Una conferencia posterior, impartida en un seminario sobre fenomenología arquitectónica en la Real Academia Danesa de Bellas Artes de Copenhague en junio de 1995, donde presentamos ponencias los tres autores de Questions of Perception, suministró las referencias y los argumentos básicos de la primera parte.

Para mi sorpresa, el modesto libro tuvo una muy buena acogida y se convirtió en una lectura necesaria en los cursos de teoría de la arquitectura de numerosas escuelas de arquitectura de todo el mundo.

En un principio, el polémico ensayo se basaba en experiencias, opiniones y especulaciones personales. Me había preocupado cada vez más por cómo el predominio de la vista, y la supresión del resto de los sentidos, había influido en la forma de pensar, enseñar y hacer crítica de la arquitectura, y por cómo, consecuentemente, las cualidades sensuales y sensoriales habían desaparecido de la arquitectura.

Durante los años que han pasado desde que escribí el libro, el interés por la trascendencia de los sentidos ha crecido significativamente, tanto en el ámbito filosófico como en términos de la experiencia, del hacer y del enseñar arquitectura. Se han fortalecido y confirmado mis suposiciones sobre el papel del cuerpo como lugar de la percepción, del pensamiento y de la conciencia, y sobre la importancia de los sentidos en la articulación, el almacenamiento y el procesado de las respuestas e ideas sensoriales. En particular, las investigaciones filosóficas sobre la corporeidad humana y las recientes investigaciones neurológicas han proporcionado apoyo a mis conjeturas.

Al escoger el título Los ojos de la piel quería expresar la importancia del sentido del tacto para nuestra experiencia y nuestra comprensión del mundo, pero también pretendía crear una especie de cortocircuito conceptual entre el sentido dominante de la vista y la reprimida modalidad sensorial del tacto. Más tarde aprendí que nuestra piel es capaz de distinguir una serie de colores; de hecho, vemos a través de la piel.

La importancia del sentido del tacto en la vida humana se ha hecho cada vez más manifiesta. La opinión del antropólogo Ashley Montagu, basada en pruebas médicas, confirma la primacía del mundo háptico:
“[La piel] es el más antiguo y sensible de nuestros órganos, nuestro primer medio de comunicación y nuestro protector más eficaz […]. Incluso la transparente córnea del ojo está recubierta por una capa de piel modificada […]. El tacto es el padre de nuestros ojos, orejas, narices y bocas. Es el sentido que pasó a diferenciarse en los demás, un hecho que parece reconocerse en la antiquísima valoración del tacto como ‘la madre de todos los sentidos.”

El tacto es la modalidad sensorial que integra nuestra experiencia del mundo con la de nosotros mismos. Incluso las percepciones visuales se funden e integran en el continuum háptico del yo; mi cuerpo me recuerda quién soy y en qué posición estoy en el mundo. Mi cuerpo es realmente el ombligo de mi mundo, no en el sentido del punto de vista de la perspectiva central, sino como el verdadero lugar de referencia, memoria, imaginación e integración. Todos los sentidos, incluida la vista, son prolongaciones del sentido del tacto; los sentidos son especializaciones del tejido cutáneo y todas las experiencias sensoriales son modos del tocar y, por tanto, están relacionados con el tacto. Nuestro contacto con el mundo tiene lugar en la línea limítrofe del yo a través de partes especializadas de nuestra membrana envolvente.

Es evidente que la arquitectura “enriquecedora” tiene que dirigir todos los sentidos simultáneamente y ayudar a fundir la imagen del yo con nuestra experiencia del mundo. El fundamental cometido mental de los edificios es el alojamiento y la integración; ellos proyectan nuestras medidas humanas y el sentido de orden en un espacio natural inmensurable y sin propósito. La arquitectura no nos hace vivir en mundos de mera invención y fantasía; articula las experiencias del ser-en-el-mundo y fortalece nuestro sentido de realidad y del yo.

El sentido del yo, fortalecido por el arte y la arquitectura, también nos permite dedicarnos plenamente a las dimensiones mentales del sueño, de la imaginación y del deseo. Los edificios y las ciudades proporcionan el horizonte para entender y confrontar la condición humana existencial. En lugar de crear meros objetos de seducción visual, la arquitectura relaciona, media y proyecta significados. El significado primordial de un edificio cualquiera está más allá de la arquitectura; vuelve nuestra conciencia hacia el mundo y hacia nuestro propio sentido del yo y del ser. La arquitectura significativa hace que tengamos una experiencia de nosotros mismos como seres corporales y espirituales. De hecho, esta es la gran función de todo arte significativo.

En la experiencia del arte tiene lugar un peculiar intercambio; yo le presto mis emociones y asociaciones al espacio y el espacio me presta su atmósfera, que atrae y emancipa mis percepciones y mis pensamientos. Una obra de arquitectura no se experimenta como una serie de imágenes retinianas aisladas, sino en su esencia material, corpórea y espiritual plena e integrada. Ofrece formas y superficies placenteras moldeadas por el tacto del ojo y de otros sentidos, pero también incorpora e integra estructuras físicas y mentales que otorgan a nuestra experiencia existencial una coherencia y una trascendencia reforzadas. [...]

Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL

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