¿Qué tiene el dibujo a tinta que no tengan otras técnicas artísticas? Probablemente sea la hechizante pureza de la tinta sobre el papel, que permite unos juegos de precisión, azar y creatividad inigualables.
Tras el éxito de Dibujar y Acuarela, los dos libros de Helen Birch publicados en esta misma serie, y siguiendo la misma fórmula didáctica y altamente inspiradora, James Hobbs nos introduce en los fundamentos técnicos del dibujo a tinta a través de la exploración de cerca de 100 ejemplos que van del uso más tradicional de la tinta negra a propuestas que combinan otras técnicas y colores, y que han sido realizados por algunos de los artistas más reconocidos de la ilustración contemporánea. Un práctico compendio gráfico que nos sumerge en los procedimientos y estilos de la manera más estimulante: a través de la inspiración visual de los mejores artistas.
Índice
Índice visual
¿Qué es el dibujo a tinta?
Los dibujos
Línea
Tono
Color
Texturas y patrones
Monocromático
Técnicas mixtas
Fundamentos
Índice de artistas
Índice alfabético
Agradecimientos
Extracto de la introducción
¿Qué es el dibujo a tinta?
El dibujo a tinta ha resistido el paso del tiempo. En esencia, consiste en el simple acto de mojar un palito en un recipiente de líquido pigmentado para trazar una línea sobre papel u otra superficie. Y, básicamente, este proceso ha permanecido inalterado durante siglos. La tinta comenzó a utilizarse en Egipto y China hace más de 4000 años y, utilizada en la caligrafía y el dibujo de imágenes y de símbolos, ha sido una pieza fundamental en la cultura de Asia oriental a lo largo de los siglos. En Occidente, este legado tuvo continuidad en las obras de Leonardo, Miguel Ángel, Rembrandt, Picasso, Warhol o Mehretu.
Mientras que en la China del siglo VII —por ejemplo— el escaso surtido de materiales disponibles frenaba los esfuerzos creativos de los artistas, en el siglo XXI el número de opciones para crear obras bidimensionales es enorme y sigue aumentando; las aplicaciones para dibujar en teléfonos móviles y tabletas son los ejemplos más recientes de ello. Así pues, en el momento actual, ¿qué nos lleva a dibujar con pluma y tinta?
Uno de los grandes atractivos del dibujo a tinta radica en su simplicidad y asequibilidad. Esta técnica puede manifestarse en algo tan sencillo como garabatear con un bolígrafo sobre lo primero que tengamos a mano o también en una versión tan simplificada como un rotulador de punta fina y un cuaderno de bocetos pequeño que quepa en el bolso o en el bolsillo de la chaqueta. Desde luego —a menos que decidas adquirir la más amplia gama de productos disponibles en el mercado—, el dibujo a tinta no es una técnica costosa.
La belleza del negro de la tinta, unida a su perdurabilidad, también son características destacables. La impronta oscura y opaca se revela en líneas largas y fluidas, resistentes al borrado. A diferencia de otras técnicas en seco, la tinta no precisa un proceso de fijación sobre el papel. Los trazos son decididos y contundentes ¡y hay que aprender a vivir con ello!
Esta técnica fomenta nuestra confianza a la hora de trabajar: puedes planificar una composición haciendo un bosquejo a lápiz, pero, probablemente, una obra basada en la premeditación carecerá de la vitalidad y la potencia de un dibujo hecho a tinta en primera instancia. Esta técnica nos recuerda constantemente nuestros errores, al tiempo que nos prepara para sortearlos.
Requiere algún tiempo dominar el uso de un plumín: hay que familiarizarse con el modo en que retiene la tinta, con cómo la descarga y con su comportamiento sobre el papel. En el caso de las plumillas, habrá que averiguar cuánto dura la tinta antes de que tengamos que mojar de nuevo el plumín y, también, descubrir cómo el grado de presión ejercida y el ángulo al sujetarla inciden en la calidad del trazo. El flujo automático y uniforme de la punta de fieltro de un rotulador puede suponer una ventaja o todo lo contrario; la imprevisibilidad de la línea puede ser una virtud; y los trazos más distintivos los logramos dibujando con ramas de árbol o con plumas de caña de bambú.
En mi caso, antes de pasarme a los rotuladores negros estuve años dibujando con lápices. Me encantan su cualidad orgánica y la variedad extensísima de grosores de trazo y tono que brinda. Pero descubrí que prefería la perdurabilidad y la negrura rotunda de la tinta que obtengo con un rotulador de punta gruesa. Los rotuladores me incitan a trabajar con audacia, a teñir de negro el papel de una manera que el lápiz —un útil inherentemente superficial, incluso si se trata de uno de grafito suave— nunca me daría.
Este libro abarca el dibujo a tinta desde una perspectiva amplia. En la actualidad tenemos a nuestra disposición un abanico enorme de plumas, bolígrafos y rotuladores, algunos recargables o de doble punta; existen plumas estilográficas con cartucho y depósito, tintas solubles en agua, tintas de colores y muchas otras. Son muchos los artistas que en sus trabajos utilizan también pinceles para incorporar aguadas de tinta, o pintan con acuarela para crear contraste con las líneas negras. Todo ello tiene cabida en este libro.
James Hobbs
Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL