Aprende a dibujar la perspectiva siguiendo los principios básicos explicados de forma sencilla por Yves Leblanc: la línea del horizonte, los puntos de fuga, la percepción del espacio, las intersecciones, las elipses, los reflejos y las sombras, la perspectiva 3D, la panorámica… En esta pequeña guía, cada concepto se ilustra con numerosos ejemplos y algunos ejercicios con el fin de facilitar la comprensión de las bases de la perspectiva y su aplicación en el dibujo.
Dibujar, ver y traducir
Nuestros ojos ven, mientras que nuestro cerebro percibe. La perspectiva se sitúa en el cruce entre la visión y la percepción. Detrás de nuestros ojos, el cerebro procura establecer un vínculo entre la proyección hemisférica de la retina y el espacio que habita nuestro cuerpo. Un espacio tridimensional conformado por alturas, anchuras y profundidades. El dibujante, a su vez, trata de traducirlas al dibujo.
El proceso
Las primeras tres nociones de esta obra (el campo visual, el horizonte y el punto de fuga) se pueden abordar en cualquier orden, puesto que no guardan relación entre ellas. El campo visual, que acabamos de introducir, nos remite a la conciencia de la zona que estamos mirando y el espacio que queremos representar. El horizonte está relacionado con el espacio en el que estamos inmersos y la localización de nuestros ojos. El punto de fuga hace referencia a la dirección de las cosas a nuestro alrededor puestas en relación con la dirección de nuestra mirada. Una vez asimiladas estas nociones, podemos jugar con ellas y establecer ciertas deducciones que nos permitan reproducir el espacio que percibimos. De esta forma, seremos capaces de señalar direcciones, definir ángulos rectos y calcular las pendientes. Las intersecciones nos permitirán obtener medidas concretas y establecer distancias coherentes. Después, nos ocuparemos de perfeccionar el espacio mediante elipsis, sombras y reflejos, retoques que aporten mayor credibilidad a nuestros dibujos. Para terminar, mencionaremos brevemente el principio de la visión no horizontal gracias a la perspectiva 3D y las posibilidades de dibujar un campo visual aumentado mediante las panorámicas.
Dibujar un espacio
Se trata de trasladar a una hoja lo que podría calcarse sobre un cristal imaginario colocado entre nosotros y lo que vemos.
La perspectiva cónica
La perspectiva que estudiaremos en primer lugar se denomina «perspectiva cónica», debido a que consiste en la proyección de un espacio a partir de un cono de proyección. Dicha perspectiva es apenas una parte de la percepción hemisférica de nuestro entorno.
El campo visual
Nuestro campo visual es de unos 180 °, pero apenas 120 ° son accesibles simultáneamente para nuestros dos ojos (60 ° a cada lado). Más allá, por mucho que seamos conscientes del espacio que nos rodea, es imposible traducirlo sin deformación.
Las deformaciones
Percibimos el espacio que nos rodea de forma hemisférica. Pero dibujar consiste en restituir la escena en una superficie plana, lo cual provoca deformaciones cada vez más significativas conforme nos vamos alejando del espacio central de nuestra mirada (fig. 1). Superados los 30 ° a un lado y otro de la dirección de nuestra mirada, el dibujo se expandirá un 60 % y dejará de ser creíble. ¡A partir de los 45 ° las deformaciones serán del 170 % (fig. 2)! Por lo general, se aconseja no dibujar más allá de los 30 ° respecto a nuestro centro de visión, es decir, la mitad del campo binocular (fig. 3). Para conocer nuestro campo visual binocular, debemos reparar en los límites de nuestra visión izquierda-derecha con el ojo opuesto; de este modo obtenemos un ángulo global de 120 °. Nuestro campo visual se puede alterar con facilidad mediante unas gafas, ya que sus bordes actúan como puntos de mira suplementarios.