El jardín como estrategia
(Anatxu Zabalbeascoa, Del Tirador a la Ciudad, El País, 23/09/2011)
AccederEl jardín de la metrópoli constituye un nuevo modelo de espacio libre para la ciudad dispersa que puede dar lugar a un nuevo estrato de la realidad metropolitana: un nuevo espacio libre, reflejo de un espíritu que garantice la sostenibilidad sin renunciar a su formalización desde la modernidad.
Este libro trata de establecer los “principios” de ese nuevo espacio libre a través del análisis de varios modelos históricos y de algunos ejemplos contemporáneos: desde jardines o parques hasta sistemas de espacio público e híbridos urbanos. También se pretende aprender de este nuevo espíritu mediante la recopilación de materiales procedentes de diversas disciplinas —la agricultura, la ecología, el arte y la arquitectura—, que no son presentadas desde su especificidad, sino que se interpretan desde la lógica de la arquitectura del paisaje.
A partir de tales principios y elementos, finalmente, el autor define un nuevo estrato urbano, producto de la integración de todos los espacios libres metropolitanos —desde los drenajes del territorio a los bosques de la metrópoli o desde las agriculturas urbanas hasta los jardines de asignación y las infraestructuras verdes— con una actitud que puede persistir en las pequeñas acciones individuales o en todas aquellas intervenciones que, sin resolver la globalidad, pueden ser reflejo de su esencia.
Texto del prólogo
Verde, ¿y el resto?, por Elías Torres Tur
Hace unos años, en el estudio de Enric Batlle y Joan Roig, intentaba escribir la memoria de un concurso al que nos presentábamos juntos en el reverso de unas hojas con pruebas del texto de la tesis doctoral de Enric.
Por la noche, en casa, al desenmarañar el borrador de la memoria, descubrí que en el dorso de una de ellas, y sobre el párrafo que sigue, estaba anotado “eliminar”.
“Llegado a este punto, parece que el jardín del paraíso contemporáneo ha quedado definido, acotado y programado, de modo que a partir de ahora toca, obviamente, que nos dediquemos a la ciudad y a la arquitectura”.
Tiempo más tarde leí la versión final de la tesis que ahora se publica como libro, y este párrafo conclusivo ha dejado de existir (un pentimento).
Este libro y el párrafo citado me sugieren que la mirada educada de Enric ofrece al lector un repertorio exhaustivo y analizado de transformaciones del paisaje —una naturaleza artificial—, llevadas a cabo por profesionales que van del artista al urbanista, del ecólogo al geólogo, del jardinero al arquitecto, del ingeniero al escenógrafo, del “reciclador” al “sostenibilizador”, etc.; es decir, todo aquello que básicamente hay que saber y tener en cuenta para acercarse al paisaje y proyectarlo.
El ecologismo, el paisajismo, lo medioam- biental y todo lo “verde” han inundado nuestras vidas y se han convertido en una balsa de salvación, en el cumplimiento de una penitencia por un pecado cometido. Poseer un trozo de “verde” —ponga un jardín en su vida, un parque en su barrio o un bosque en su comarca…— constituye un amuleto o un relicario protector de esperanza, lo contrario que cemento, hormigón, ladrillo, lo duro. El verde es redentor, es la bondad, la plaga benéfica; se sermonea, se vocifera, se idolatra, incluso al compás de huecos embaidores. Si no pensamos o no nos camuflamos en “verde”, no somos de hoy; “verde” es lo espiritual, lo social y lo políticamente correcto.
Enric nos encamina a pensar que la aventura de descubrir qué es el paisajismo —aventura en la que se han embarcado los arquitectos de estas tierras en los últimos treinta años— habría llegado a su fin, y que una vez probado y comprobado un repertorio experimental de realizaciones y de enseñanzas, ya solo quedaría la rutina.
Flota en el libro un deseo de rescatar al jardín y sus jardineros para que vuelvan a ocupar el lugar imprescindible que tuvieron durante siglos.
Aquel párrafo tan prometedor que Enric Batlle había suprimido podría ser el inicio de otro discurso, en el que hablaría de la arquitectura, la naturaleza que el hombre inventa como velo protector permanente de su fragilidad y temporalidad, para vivir dignamente en el medio ambiente. De la ciudad como territorio seguro, de intercambio y edificación de urbanidad: de sus trazados, de sus calles que intercambian miradas especulares entre fachadas opuestas y que manifiestan la esencia de la ciudadanía, de las alineaciones de los árboles parasol, testimonio del paso de las estaciones; de sus plazas y jardines para el aire colectivo, a modo de salas de estar exteriores. De no extender más edificaciones sobre el territorio; de completar lo ya ocupado con mayor densidad e intensidad, rellenando los innecesarios vacíos o semivacíos urbanos y suburbanos, para así proteger con mayor claridad y eficacia las áreas libres todavía no contaminadas ni degradadas.
Y el resto sería verde, claro.
Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL
(Anatxu Zabalbeascoa, Del Tirador a la Ciudad, El País, 23/09/2011)
Acceder(Pilar Pinchart, Skfandra, 29/10/2011)
Acceder(Pilar Samprieto e Ignacio Somovilla, Radio Exterior de España, 17/12/2011)
Acceder(Ignacio Somovilla, Sección "Miscelánea" en La Biblioteca del Jardín, 12/2011)
Acceder(Eduardo Margaretto, Eupalinos n.30, 12/2011)
Descargar(Ima Sanchís, La Vanguardia, 21/09/2012)
Acceder(Darío Álvarez, Arquitectura Viva n.158, 12/2013)
Descargar«El libro no pretende hacer una revisión sistemática del jardín contemporáneo, sino que intenta construir un nuevo modelo de espacio libre para una ciudad más eficiente.» (Darío Álvarez, Arquitectura Viva n.158, 12/2013)