No es lo mismo dibujar un paisaje observándolo y representándolo in situ que imaginarlo utilizando el dibujo como herramienta creativa. Tampoco es lo mismo dibujar las plantas, las secciones y los alzados de un proyecto de paisaje para poder construirlo que elaborar perspectivas para comunicar mejor una idea de proyecto. Para los estudiantes y los profesionales de la arquitectura y el paisajismo, dibujar un paisaje puede obedecer a múltiples objetivos y situaciones. Edward Hutchison aborda aquí todos estos enfoques posibles y explica detalladamente las técnicas de dibujo tradicionales y digitales aplicadas al proyecto del paisaje. Paletas de pavimentos, jardines, mapas históricos, dibujos de concurso… Este libro, convertido ya en un clásico y ampliado para esta nueva edición, aporta todas las claves que hay que conocer para dibujar paisajes de una forma profesional.
ÍNDICE
Introducción
1 Asimilar el paisaje
Desarrollo de un vocabulario
Trazos
Personas y espacios
Luz y color
Sujetos improbables
Influencias artísticas
Ritmos arquitectónicos
El grosor de la línea
Ejercicios de abstracción
La escala del dibujo
Texturas de hojas
Líneas de expresión
Representación de la vegetación
2 Dibujo in situ
Comprender el pasado
Calles y comercios
Un jardín de embajada
El contexto urbano
Color y luz
Apuntes de análisis
Del pasado al futuro
Paisaje costero
Un jardín de pueblo
3 Dibujar ideas
Estudios para el análisis del lugar
Niveles de análisis
Apuntes de impresiones visuales
Vistas panorámicas/aéreas
Una escuela y el London Eye
Proyectos de plantación
Ideas para la plantación
4 Plantas, secciones y alzados
Trazos y texturas
Personas y árboles
Técnicas mixtas
El grosor de las líneas
La influencia de Nolli
Proyectos con textura
Planes estratégicos
Dibujo a mano e imágenes vectoriales
Esquemas en color
Colores mínimos
Secciones y detalles
Espacio arquitectónico
5 Perspectivas
Dibujos en blanco y negro
Esbozo de perspectivas
Enfatizar un estado de ánimo
Apuntes improvisados
Dibujar en reuniones
Calles y espacios públicos
Un hotel junto al mar
6 Isométricas
Diferentes puntos de vista
Plantar un gran jardín
Paisajes para la educación
Colores en el ordenador
Árboles
Análisis de los desniveles
Personas en el paisaje
7 Dibujar las mediciones
Desarrollo del concepto
Uso de colores luminosos
Dibujos secuenciales
8 Detalles constructivos
El carácter de un lugar
Detalles del pavimento
Diseño de bancos
Bolardos y bancos
Diseño de una rampa antimonopatín
Verjas para proyectos residenciales
Detalles constructivos para un colegio
Detalles de escalera
Dibujos CAD
9 Obras realizadas
St John’s College, Cambridge
Breves antecedentes históricos
Alternativas generales de proyecto
Alternativas para los patios
Propuestas
Niveles y materiales
Estudios de iluminación
Análisis del microclima y plantaciones
Diseño de la plantación
Detalles del pavimento
Detalles de las puertas de acceso
Planos de taller
Ejecución
Jardín de la Paz, Coventry
Breves antecedentes históricos
Análisis y apuntes
Idea feliz
Definición del diseño
Recorridos preferidos
Respeto por el lugar
Acero cortén
Elección del arbolado
Estudios de drenaje
Bolardos de piedra
Conclusión
10 Arquitectura + paisaje
El pasado de Scarletts
Scarletts en un huerto
Estudios de ideas
Detalles de arquitectura
La comunidad de Cleaver Square
La planta de Cleaver Square
Créditos de los proyectos
Bibliografía
Proyectos del autor
Agradecimientos, créditos de las imágenes
INTRODUCCIÓN
Cualquiera puede dibujar, incluso aunque se vea incapaz de ello. John Ruskin afirmaba en Los elementos del dibujo: colorido y composición (1857) que, con horas de práctica fatigosa, podía enseñar a dibujar al menos prometedor de los alumnos; también afirmaba que él nunca “había conocido a nadie que no pudiese aprender a dibujar en absoluto”. Pero, como ocurre con otras muchas disciplinas, resulta esencial desarrollar la habilidad con rigor y determinación (de forma parecida a como se aprende a tocar un instrumento musical, con una práctica constante). Henri Matisse, un consumado dibujante, consiguió una sorprendente fluidez de la línea solo gracias a un duro trabajo. Durante un período de la década de 1930, dedicó todas las tardes a dibujar un modelo, y durante el resto de su vida mostró su desdén hacia aquellos que trataban de emular su estilo sin pasar por el necesario y duro entrenamiento. Suele considerarse que tomar apuntes del natural es la mejor forma de aprender a dibujar, ya que todos compartimos una comprensión del objeto —en una miríada de variaciones diferentes— que se presenta ante nosotros. Dibujar la forma desnuda fomenta la observación cuidadosa y permite una mayor comprensión de lo esencial del diseño: la luz y la sombra, la proporción, el color, el movimiento y la construcción. Probablemente no haya mejor manera de desarrollar un “buen ojo”.
Tener un cuaderno de apuntes constituye también una disciplina valiosísima para un proyectista, y convierte el dibujo en una actividad cotidiana. No importa si un dibujo concreto es bueno o malo; es una referencia, un registro de la memoria. Los cuadernos de apuntes son maravillosos patios de recreo para las ideas, las listas, las combinaciones de color que hay que investigar para registrar texturas fascinantes o para capturar las vistas desde una ventana. Son una forma de mejorar la comprensión del proceso de pensamiento que lleva a una solución de proyecto. Recibir un nuevo encargo es siempre un placer, pero también una responsabilidad. Al margen del tamaño y de la naturaleza del encargo, resulta de crucial importancia que el proyectista capte la esencia del lugar. Mientras que las fotografías resultan esenciales como registros, los apuntes son el medio más inmediato de captar una respuesta personal a la localización, lo que es vital para el proceso de diseño en fases posteriores. Un nuevo diseño debería encajar en el lugar tanto en lo que respecta a sus dimensiones como a su espíritu.
La tensión en el desarrollo de las ideas puede captarse de forma rápida en una serie de bocetos a mano que pueden dar opciones para discutir más tarde y definirse con mayor detalle en un ordenador. El diálogo visual entre los dibujos a mano y a ordenador crea un dinamismo para procesar las ideas, los espacios y las formas; dos técnicas de tanto contraste generan una energía valiosa que guía el proceso de proyecto. La extraordinaria precisión de los dibujos a ordenador confirma las ideas iniciales sobre el papel; la capacidad de alternar bocetos a mano y la precisa representación digital reflejan la habilidad del proyectista para resolver problemas. Si los programas informáticos se utilizan con habilidad, pueden crear imágenes tan evocadoras como las de los primeros esbozos. Este libro intenta mostrar el placer que puede suponer trabajar de forma coordinada con ambas técnicas, con ejemplos como el St John College de Cambridge (pág. 188) y el Jardín de la Paz de Coventry (pág. 214).
Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL