Desde las laberínticas callejuelas y las plazas serenas del Barrio Gótico hasta los impresionantes ejemplos de arquitectura modernista del Eixample, Barcelona es un lugar de encanto irresistible. Por toda la ciudad se reparten letreros deslumbrantes: resplandecientes mosaicos y vitrales, intrincadas piedras talladas y brillantes letreros dorados que anuncian la ecléctica variedad de comercios de la ciudad. Todo ello ha sido documentado con gran cariño e incansable dedicación por la célebre diseñadora gráfica Louise Fili.
Gráfica de la calle no solo es un personal diario de viaje sino también un tesoro fotográfico de los letreros y rótulos más llamativos y originales de restaurantes y hoteles, farmacias y pastelerías, talleres de artesanos y grandes almacenes de la ciudad condal, una carta de amor a Barcelona y una valiosa fuente de inspiración para diseñadores y, cómo no, para todos aquellos admiradores de la ciudad de Gaudí.
Índice
Introducción
Modernista
Art déco
Cursiva
Mosaicos y vitrales
Ecléctico
Monogramas
Arquitectónico
Sin palabras
Las fotos
Gracias
Introducción
En mi primer viaje a Barcelona, a principios de la década de 1970, me quedé fascinada con el modernismo, la versión Condal del art nouveau, cuyo influjo puede verse en todo el paisaje urbano. La arquitectura de Antoni Gaudí resultaba embriagadora, pero también lo eran los letreros y rótulos de las tiendas, que mostraban una cualidad fluida y poética realzada por los mosaicos, el pan de oro, los vitrales y el hierro forjado. Aquello fue amor a primera vista.
Mis libros anteriores sobre letreros y rótulos de ciudades europeas los escribí movida por una sensación de urgencia: quería registrar la tipografía de las calles de Italia y de París antes de que desapareciera para siempre. Tras Grafica della Strada y Graphique de la Rue, Barcelona era el paso siguiente más lógico, sobre todo teniendo en cuenta la alarmante celeridad con la que están desapareciendo sus letreros. Sin tiempo para esperar el sí de mi editor: me pasé horas en Google Street View, hice mis mapas y partí tan pronto como pude.
Llegué a Barcelona a finales de diciembre y corrí, literalmente, a las localizaciones que había elegido, temiéndome que ya hubieran desaparecido los letreros. Uno de los que más ganas tenía de encontrar era el de “Fotos López”, un rótulo maravilloso que ya había visto en fotografías. Cuando llegué hasta el sitio, a la carrera, lo único que quedaba era una fachada vacía en la que aún se intuían, espectrales, los trazos del rótulo ya inexistente. Aquello me dejó profundamente abatida. Todo apuntaba a que, por solo unos minutos, había llegado tarde a su retirada. La semana siguiente, un periodista de El País me hizo una entrevista y le conté esta anécdota. Él la mencionó en su artículo, que apareció al día siguiente. Una semana más tarde, ya de vuelta en Nueva York, recibí un correo electrónico de Ángel López, el nieto del fundador de Fotos López. Me contaba que el artículo los había emocionado mucho a él y a su familia, y añadía: “Si vuelve usted a Barcelona algún día, podemos volver a colocar el letrero para que pueda hacerle una foto”. Regresé allí tan pronto como me fue posible —¿durante cuánto tiempo podía seguir vigente una oferta como esa?— y la familia López al completo asistió al acontecimiento (incluida la hermana de Ángel, Rosa, que vino expresamente desde Alemania con su marido y sus tres niños). El estudio de fotografía había cerrado un año antes y, aunque el edificio sigue siendo propiedad de la familia, prefirieron guardar el letrero en un lugar seguro por temor a que lo robaran (algo frecuente en Barcelona). Este libro está dedicado a la familia López, quienes, al igual que otros muchos pequeños negocios familiares, han contribuido a preservar la historia de la exquisita señalética local.
Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL