Para movernos sobre un territorio podemos disponer de guías y mapas, o pisar directamente el terreno. Este es el planteamiento del que parte Panorámicas, un recorrido por las guías y mapas con los que John Berger reformuló su mirada del arte, así como por sus impresiones y reflexiones surgidas directamente de lo artístico, lo social y lo político.
En la estela de los imprescindibles retratos recogidos en Sobre los artistas, Panorámicas presenta una brillante antología de piezas muy diversas —ensayos, relatos cortos, poemas— que replantean radicalmente nuestra concepción del arte y su papel en el mundo. El dibujo, la narración, Roland Barthes, Rosa Luxemburg, Walter Benjamin, Bertolt Brecht, los museos, la crítica o el retrato. En sus páginas Berger no solo rinde homenaje a los personajes y las herramientas que lo guiaron a través del territorio, sino que nos sumerge directamente en nuevas y apasionantes formas de pensar la idea de creador, los movimientos artísticos y el contexto político y social del arte. Un reto, en definitiva, para cuestionar profundamente nuestras preconcepciones sobre el papel de la creatividad en nuestras vidas.
Índice
Introducción Tom Overton
I. Volver a trazar los mapas
Cracovia
Coger un papel y dibujar
La base de toda la pintura y toda la escultura es el dibujo
Un homenaje a Frederick Antal
Disolución revolucionaria: sobre Max Raphael y las “demandas del arte”
Walter Benjamin: anticuario y revolucionario
El narrador
Ernst Fisher: un filósofo y la muerte
Gabriel García Márquez: el secretario de la muerte la vuelve a leer
Roland Barthes: dentro de la máscara
Navegando en la corriente joyceana
Un regalo para Rosa Luxemburg
El crítico ideal y el crítico combativo
II. Terreno
La claridad del Renacimiento
Una vista de Delft
El dilema de los románticos
La conciencia victoriana
El momento del cubismo
Parade, 1917
Una opinión sobre París
La estética soviética
La Bienal
El arte y la propiedad privada hoy día
El fin del retrato
La función histórica del museo
La obra de arte
1968/1979 Prefacio a Permanent Red
Epílogo histórico a la trilogía De sus fatigas
El pájaro blanco
El alma y el agente
La tercera semana de agosto de 1991
Diez comunicados relativos al lugar (junio de 2005)
Piedras (Palestina, junio de 2003)
Mientras tanto
Procedencia de los textos
Extracto de la introducción
Abajo las alambradas
Tom Overton
¿Qué sentido tiene decir que un texto es sobre arte? Una respuesta posible es Sobre los artistas, los dos volúmenes que acompañan a este, en los que se reúnen una variedad de enfoques que John Berger adoptó al acercarse a algunos artistas, libros en los que una cronología de fechas de nacimiento y muerte permitía evaluar y revaluar vidas y obras por medio de formas escritas diversas, modificando los contextos históricos y personales.
La estructura de aquel libro suponía excluir piezas como “El momento del cubismo” (1966-1968), donde Berger argumenta que, aunque hayan existido individuos que identificamos con desarrollos artísticos que tuvieron lugar entre 1907 y 1914,
El cubismo no puede explicarse en virtud de la genialidad de sus exponentes. Y esto queda subrayado por el hecho de que la mayoría de ellos perdieron parte de su profundidad como artistas cuando abandonaron el cubismo. Ni siquiera Braque o Picasso superaron nunca las obras de su época cubista, y una parte importante de su obra posterior es muy inferior.
Este pasaje es sobre arte en cuanto que su autor está intentando revelar lo que lo conforma y lo rodea, buscando las condiciones de las que emerge y el clima de su recepción. Berger alcanzó su madurez intelectual en una cultura londinense de refugiados del fascismo europeo, y los escritos en los que trasciende el contexto británico para procesar el pensamiento de Georg Lukács, Walter Benjamin, Frederick Antal, Max Raphael, Rosa Luxemburg y James Joyce constituyen otras tantas omisiones de los dos volúmenes de Sobre los artistas.
Otro aspecto de la relación entre “El momento del cubismo” y el arte es que, al documentar un período asombrosamente fértil de la historia, en el que “había dejado de haber una discontinuidad esencial entre lo individual y lo general”, Berger inauguró ese período en su propia obra.
El ensayo apareció en el número de marzo-abril de 1967 de la New Left Review. Un poco más tarde, en ese mismo mes de abril, le siguió la publicación en New Society de un extracto de Un hombre afortunado, un nuevo libro, en colaboración con el fotógrafo Jean Mohr, que describía la vida de un médico rural en la región inglesa del Bosque de Dean mediante una sucesión de historiales médicos ficcionados. En cuanto que trabajo híbrido entre la biografía y el retrato, Un hombre afortunado comparte su enfoque con el del ensayo publicado en agosto de 1967 en New Society, “El fin del retrato” (publicado posteriormente como “La imagen cambiante del hombre en el retrato”), en el que Berger anunciaba:
Ya no podemos aceptar que pueda establecerse adecuadamente la identidad de un hombre preservando y fijando su apariencia desde un único punto de vista en un solo lugar.
Por aquella época, Berger estaba escribiendo G., una novela sobre la modernidad publicada en el momento de la posmodernidad. La obra convirtió esta intuición en un motivo que se repite a lo largo del libro: “Nunca más se volverá a contar una sola historia como si fuera la única”.
Berger reprodujo secciones enteras del texto de G. en su libro más conocido, que también fue serie de televisión, Modos de ver. El título anunciaba una aproximación plural y reflejaba el modo en que se había elaborado, en colaboración (con Mike Dibb, Sven Blomberg, Chris Fox, y en el episodio sobre la mirada masculina con Eva Figes, Barbara Niven, Anya Bostock, Jane Kenrick y Carola Moon). Finalmente, a medio camino entre la invitación al desacuerdo y su desarticulación de antemano, Berger presentó el libro y la serie expresamente como un encuentro entre el público y los creadores: “Espero que les interese lo que dispongo, pero véanlo con escepticismo, por favor”.
Berger volvía a intentar mantenerse a la altura de lo que había identificado en “El momento del cubismo” como “la nueva visión científica de la naturaleza, una visión que rechazaba la simple causalidad y el punto de vista único, permanente y global”. Veía en esto el acicate para un autoanálisis más profundo: “El artista renacentista imitaba a la naturaleza. Los artistas manieristas y clásicos reconstruyeron ejemplos de la naturaleza con el fin de trascenderla. El cubista se dio cuenta de que su conciencia de la naturaleza formaba parte de ella”.
Durante toda su trayectoria como escritor, Berger escribió textos que adoptaban esta perspectiva más amplia, más sinóptica, a fin de explicar los períodos históricos, presentes o pasados. Panorámicas resultaba un título obvio en torno al cual organizar estas piezas. Al igual que Sobre los artistas, invoca la simpatía del lector respecto a la técnica empleada, pues se trata siempre de una metáfora liberadora y vivaz más que de una definición rígida (se podría haber justificado la presencia de otros textos, entre otras cosas porque a menudo son los artistas quienes nos enseñan a mirar el arte). Resulta liberador nivelar textos que corresponden a géneros dispares. Aparecen aquí poemas y también prosa difícil de catalogar, y aunque este volumen se presta a ser leído al mismo tiempo que los dos de Sobre los artistas, un paisaje no tiene por qué reducirse al decorado, o a la “cobertura” de una sección.
(...)
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Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL