De Georges Perec a Toyo Ito
(Anatxu Zabalbeascoa, El País, 04/12/2010)
Acceder
Este libro recoge una serie de artículos que abordan la noción de lo ordinario en arquitectura y traza, a través de la selección de ensayos, una genealogía de esta categoría en la teoría de la arquitectura a lo largo de los últimos cuarenta años.
La expresión lo ordinario constituye el denominador común de una serie de nociones que tienen relación con la apropiación e instrumentalización de las denominadas condiciones existentes -lo banal, lo cotidiano, lo hallado, lo popular, el paisaje existente-, que en arquitectura se han identificado con objetos que han ejercido cierta fascinación no exenta de polémica: del letrero al ascensor, de la gasolinera al aparcamiento, del descampado al arrabal, de la ciudad dispersa a la ciudad genérica, etc. En definitiva, toda aquella arquitectura que la propia arquitectura excluye.
La incursión de lo ordinario como estrategia de formulación en arquitectura se inició incipientemente con la revisión crítica del urbanismo moderno, pudiendo remontar su origen a algunas de las propuestas del Team 10 en el congreso CIAM IX de Aix-en-Provence de 1953. Los doce artículos incluidos en el presente compendio tratan de reconstruir la trayectoria que desde entonces ha seguido la disciplina arquitectónica para apropiarse e instrumentalizar la noción de lo ordinario.
Para la arquitectura, la identificación, la acotación y el análisis de esta categoría ha brindado nuevos instrumentos para investigar fenómenos urbanos emergentes y, por extensión, para construir una práctica de teoría basada en 'aprender del paisaje existente'.
Índice de contenidos: Introducción (Enrique Walker) Cuatro artículos sobre Los Ángeles (Reyner Banham) Sin plan: un experimento sobre la libertad (Reyner Banham, Paul Barker, Peter Hall, Cedric Price) Acerca del arte pop, la permisividad y la planificación (Denise Scott Brown) Una definición de la arquitectura como refugio con decoración superpuesta, y otro alegato en favor de un simbolismo de lo ordinario en la arquitectura (Robert Venturi) La cultura del anillo. Estudio urbanístico sobre crecimientos en torno a las carreteras europeas (Willem Jan Neutelings) Introducción a una nueva investigación, La ciudad contemporánea (Rem Koolhaas) Lo 'así hallado' y lo 'hallado' (Alison y Peter Smithson) Arquitectura en una ciudad simulada (Toyo Ito) Las Vegas después de su era clásica (Robert Venturi y Denise Scott Brown) Espacio basura (Rem Koolhaas) Made in Tokyo (Momoyo Kaijima, Junzo Kuroda, Yoshiharu Tsukamoto) Atlas eclécticos (Stefano Boeri) Bibliografía Biografías de los autores |
Texto de la introducción: 'Introducción Enrique Walker La siguiente selección de artículos tiene por objetivo desvelar una genealogía en la teoría de la arquitectura de los últimos cuarenta años. La expresión lo ordinario, que da el nombre a este compendio y que articula su argumento, se propone como el denominador común de una serie de nociones que tienen relación con la apropiación e instrumentalización de las denominadas condiciones existentes: lo banal, lo cotidiano, lo hallado, lo popular, el paisaje existente. Provenientes de disciplinas diferentes y acuñadas en tiempos diferentes y con objetivos diferentes, estas nociones parecen converger y articular una misma trayectoria al penetrar el campo de la arquitectura. Como denominador común, lo ordinario supone por definición una condición de alteridad. Es decir, consiste en aquellos objetos que la disciplina de la arquitectura proclama fuera de su territorio y contra los que defi ne sus límites. A distancia, estos objetos ejercen cierta fascinación, y en ocasiones la disciplina recurre a ellos de forma polémica como parte de su propio proceso de redefinición: del letrero al ascensor, de la gasolinera al aparcamiento, del descampado al arrabal, de la ciudad dispersa a la ciudad genérica. En síntesis, la categoría de lo ordinario incluye la arquitectura que la propia arquitectura excluye. Los antecedentes de la categoría de lo ordinario pueden rastrearse hasta el París del siglo XIX. Al igual que la figura del flâneur, con la que se relaciona estrechamente, lo ordinario es una consecuencia de la ciudad moderna, o su otra cara. Se trata tanto de lo que le antecede como de lo que le sigue, de los vestigios de la ciudad por modernizar y de los residuos de la ciudad ya modernizada. Para las prácticas artísticas y literarias de vanguardia, intoxicadas como el flâneur con la metrópolis, es el síntoma por excelencia a partir del cual se la examina y, también, una nueva fuente: desde Charles Baudelaire, quien exalta el arte de lo transitorio, lo fugitivo y lo contingente -lo que denomina precisamente “modernidad”- al conde de Lautréamont, quien exalta la belleza del encuentro fortuito entre una máquina de coser y un paraguas sobre una mesa de disección. La capacidad de lo ordinario de volverse extraordinario en virtud de su escrutinio y de hallazgos constituye posteriormente la premisa del deambular surrealista y de la deriva situacionista. Mediante encuentros fortuitos o desvíos deliberados, sus excursiones se proponen desvelar una ciudad potencial en la ciudad existente, la playa bajo los adoquines. En la arquitectura, la genealogía de la apropiación e instrumentalización de lo ordinario como estrategia de formulación se inicia incipientemente con la revisión crítica del urbanismo moderno. La generación de Team 10 lo introduce como práctica en 1953, en el congreso CIAM IX de Aix-en-Provence, tanto con la propuesta del habitat du plus grand nombre que Georges Candilis y Shadrach Woods sostienen mediante un registro de bidonvilles del norte de Marruecos, como con el concepto de cluster que Alison y Peter Smithson ilustran mediante el registro de calles de Bethnal Green, del fotógrafo y colaborador del Independent Group, Nigel Henderson. A inicios de la década de 1960, influenciado por la publicación en la revista surrealista Minotaure de la expedición de Dakar a Yibuti liderada por Marcel Griaule y documentada por Michel Leiris, Aldo van Eyck visita y registra los asentamientos de los dogones en el antiguo Sudán francés, como lo había hecho anteriormente con los asentamientos de los pueblos en Nuevo México, y con dicha evidencia verifica su concepto de fenómenos gemelos. Unos años más tarde, Reyner Banham visita la ciudad de Los Ángeles y comienza a escribir su historia que, en definitiva, sostiene su concepto de urbanismo sin plan. Con el viaje a Las Vegas en 1968 de Denise Scott Brown y Robert Venturi, junto a Steven Izenour y un grupo de alumnos de Yale University, y su publicación en forma de libro cuatro años más tarde, dicha práctica adquiere un nuevo formato. A diferencia de los viajes de Team 10, la ciudad elegida supone ahora un urbanismo aparentemente irreducible, e inevitablemente su registro se destila en conceptos. Aprendiendo de Las Vegas documenta la dispersión urbana mientras investiga su representación, pero su resultado es en realidad la formulación del cobertizo decorado. Al describirlo tres décadas después de su aparición como el último manifiesto y el primero de una serie de libros sobre ciudades que suponen un manifiesto, entre las que incluye además a Nueva York, Los Ángeles, Singapur y Lagos, Rem Koolhaas construye su genealogía y a su vez inscribe en ella sus dos manifiestos retroactivos: Delirio de Nueva York, su historia de Manhattan que, en base al método paranoico-crítico, formula el manhattanismo, y La ciudad contemporánea, su investigación inconclusa de la banlieue parisina, Atlanta y Tokio, que se reencarna en el Harvard Project on the City. Con las guías de Atelier Bow-Wow, la genealogía alcanza su tercera apoteosis. Desde entonces, esta práctica se ha vuelto recurrente. Los siguientes artículos construyen su trayectoria, de Las Vegas a Tokio, pasando por Nueva York y los descampados europeos, en base a algunos de sus momentos de definición: artículos que llaman a examinar lo ordinario, artículos que llaman a desarrollar medios para examinar lo ordinario, artículos que examinan lo ordinario y artículos que, al examinar lo ordinario, formulan conceptos. En definitiva, para la arquitectura lo ordinario ha supuesto un instrumento para investigar fenómenos urbanos emergentes y, por extensión, construir una práctica de teoría de la arquitectura basada en aprender del paisaje existente. Su formato ha consistido en la selección de una ciudad aparentemente irreducible -una condición urbana que no ha sido precedida por una teoría, pero que contiene suficiente evidencia como para sostener una- y en un viaje y un proyecto de documentación que tienen por resultado el hallazgo o la formulación de nuevas arquitecturas. En su recurrencia, sin embargo, esta práctica ha terminado por privilegiar la recopilación de evidencia, en detrimento de la formulación de conceptos. Este compendio tiene por objetivo tanto articular su genealogía como sugerir que, al haberse convertido en un lugar común, esta práctica supone potencialmente otro comienzo.' Copyright del texto: sus autores Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL |