¿Qué relación existe entre las maneras de vivir, las formas de proyectar y el pensamiento contemporáneo? ¿Cómo afectan las ideas al diseño de una casa? ¿Cómo transgreden a estas ideas las formas de habitarla? Este libro, un clásico de la refl exión arquitectónica, responde a estas y otras preguntas a través de siete modelos de vida del siglo XX, desde las casas patio de Mies van der Rohe a la cabaña refugio de Martin Heidegger, de la máquina de habitar de Jacques Tati a la Factory de Andy Warhol.
Veinte años después de su primera aparición, reeditamos con nuevo diseño y un nuevo prólogo del autor este ensayo de referencia en el que Iñaki Ábalos nos guía de casa en casa, con un estilo ameno y despojado de códigos y prejuicios profesionales, para construir un lúcido recorrido que niega la modernidad como experiencia triunfante del positivismo y recupera la pluralidad radical del siglo XX. Una invitación a celebrar la diversidad de las casas, estimular el placer de pensar, proyectar o habitar intensamente y, ante todo, impulsar una casa que aún no existe.
Índice
Prólogo a la segunda edición
Nota preliminar
La casa de Zaratrustra
Heidegger en su refugio:
la casa existencialista
La máquina de habitar de Jacques Tati:
la casa positivista
Picasso de vacaciones:
la casa fenomenológica
Warhol en la Factory:
de las comunas freudomarxistas al loft neoyorquino
Cabañas, parásitos y nómadas:
la deconstrucción de la casa
A Bigger Splash:
la casa del pragmatismo
Epílogo
Agradecimientos
Origen de las ilustraciones
Prólogo a la segunda edición
Ante la solicitud de escribir un breve prólogo con motivo de esta nueva edición de La buena vida, y dado que no he realizado cambio alguno en el texto, me centraré en describir cómo interpreto ahora su contenido, veinte años después de comenzar a escribirlo. Pido disculpas de antemano por centrarme en mi proyección personal sobre lo que hice entonces y no en su recepción pública.
La buena vida es un libro cuya escritura no solo me supuso un gran placer, sino también un punto de inflexión en mi carrera, en un momento en el que necesitaba avanzar como arquitecto. Como tantos otros que han experimentado una doble vocación en su juventud, sentía con fuerza que en mi vida profesional no debía renunciar a integrar mi interés por la historia de las ideas, y que tenía que intentar hacerlo todo como una sola cosa. La atracción hacia esa otra faceta había quedado cohibida por la concentración que exige la práctica profesional de la arquitectura, pero sentía que necesitaba encontrar alguna forma de poner en contacto ambos campos, que planteara indirectamente una crítica a la banalidad de los clichés que utilizaba entonces la profesión, al menos a mi juicio.
La historia de las ideas y la historia de la acción social y política suelen entenderse y estudiarse como dos mundos que apenas se tocan, pero no hay prácticas sociales sin ideas ni ideas sin repercusión en la sociedad y los individuos. Hacer arquitectura es una acción que conlleva una relación extremadamente intensa con la construcción del individuo y de su subjetividad. De hecho, la ciudad no es más que el reflejo de esta interacción en el tiempo. La elaboración de “tecnologías del yo”, según la expresión de Michel Foucault, y de las tecnologías de construcción de la ciudad —lo que se denomina cultura material— supone el haz y el envés de nuestras vidas: la organización de nuestra subjetividad y la organización de la materia son hasta cierto punto coincidentes, pues nos hablan de las condiciones de posibilidad.
La idea que permitió la redacción del libro sin atascos ni embrollos tortuosos fue la de utilizar el modelo de visita guiada a un número de casas, para así poder explorar esas relaciones: reducía el campo de estudio a algo que todos (no solo los arquitectos) conocemos bien y que, por otra parte, ha significado, al menos desde finales del siglo XVIII, el laboratorio en el que las ideas arquitectónicas han podido experimentarse con más libertad y precisión.
En ese sentido, y casi por sorpresa, la estructura del libro me permitió centrar la investigación no tanto en los formatos tradicionales de la teoría arquitectónica, y en su inherente ambición de universalidad, como en las técnicas de diseño, a las que podría denominar el “proyecto del proyecto”. Es decir, en construir, ante la pregunta sobre cómo hacer aquello que deseas hacer, modos de cuestionar tradiciones y rutinas asumidas como hechos objetivos y facultar así la ampliación consciente de la subjetividad. Siempre me había extrañado, y aún hoy lo hace, la omisión de este paso previo en el ámbito de la discusión arquitectónica contemporánea, especialmente evidente si la comparamos con la forma de comunicación entre escritores, músicos y artistas plásticos, ámbitos en los que este aspecto del cómo suscita la mayor atención (el título del libro de Raymond Roussel Cómo escribí algunos libros míos sería una referencia ineludible con relación a este tema).
Con la distancia que da el transcurso del tiempo, se hace patente que el tema íntimo de este libro es el cuestionamiento de las rutinas y las preguntas que nos hacemos cuando proyectamos, el cómo hacer que sean más precisas y dirigidas a los objetivos que se desean alcanzar (o, dicho de otro modo, cómo evitar aquello en lo que no queremos caer). El libro contiene una primera formulación de las relaciones entre técnicas de la subjetividad —embebidas en la materialidad de la casa a la que se interroga como dispositivo, o, si se quiere, como máquina de vivir— y las técnicas de diseño, como inventario de los recursos y los dispositivos que arman su invención como objeto, un tema en el que he seguido trabajando tanto profesional como académicamente y que de alguna forma resumió y sintetizó las vocaciones ya mencionadas.
Espero, modestamente, que sus nuevos lectores encuentren este libro interesante y que sirva para ayudarles a construir una vida mejor.
Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL