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La digitalización toma el mando

Disponible

Este libro es una recopilación de reflexiones sobre el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la arquitectura. El impacto de las TIC en la arquitectura ha sido objeto de atención y ha generado algunos de los debates más activos y polémicos de la disciplina. Tras más de tres décadas de desarrollo, La digitalización toma el mando recoge algunas vías de trabajo que se han ido abandonando, otras en plena discusión, así como los nuevos planteamientos que están emergiendo en estos momentos. Esta antología de textos constituye una toma de posición que pretende incentivar y reconducir la reflexión sobre el papel de la tecnología en la arquitectura.

Descripción técnica del libro:

15 x 21 cm
204 páginas
Español
ISBN/EAN: 9788425222757
Rústica
2009
Descripción
Descripción

Detalles

Este libro es una recopilación de reflexiones sobre el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la arquitectura. El impacto de las TIC en la arquitectura ha sido objeto de atención y ha generado algunos de los debates más activos y polémicos de la disciplina. Tras más de tres décadas de desarrollo, La digitalización toma el mando recoge algunas vías de trabajo que se han ido abandonando, otras en plena discusión, así como los nuevos planteamientos que están emergiendo en estos momentos. Esta antología de textos constituye una toma de posición que pretende incentivar y reconducir la reflexión sobre el papel de la tecnología en la arquitectura.

Lluís Ortega (Barcelona, 1972) estudió arquitectura en la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona (ETSAB), un máster en la Columbia University y es doctor arquitecto por la ETSAB. Fundó el estudio de arquitectura Sio2Arch (anteriormente f451) junto con sus socios Santiago Ibarra, Xavier Osarte y Esther Segura. Después de haber sido profesor en la Harvard University, la ETSAB, la Universidad de Alicante y la Akademie der bildende Künste de Viena, actualmente, es profesor asociado en el Illinois Institute of Technology (IIT) y profesor invitado en la Universidad Torcuato di Tella de Buenos Aires.
Fue director de Quaderns d’Arquitectura i Urbanisme (2003-2005), editor del libro de textos de Josep Llinàs Saques de esquina (2002, con Moisés Puente), de Platform GSD (2008) y de La digitalización toma el mando (2009), y autor de Suprarrural (2016, con Ciro Najle).

Índice de contenidos
Índice de contenidos

Índice de contenidos:

Introducción (Lluís Ortega)
La significación arquitectónica de la cibernética (Gordon Pask)
Un modelo natural para la arquitectura. La naturaleza del modelo evolutivo (John Frazer)
Velocidades terminales: el ordenador en el estudio de diseño (Stan Allen)
La desaparición de los idénticos. La estandarización arquitectónica en la era de la reproductibilidad digital (Mario Carpo)
La arquitectura y lo virtual. Hacia una nueva materialidad (Antoine Picon)
Personalidades escindidas (Brett Steele)
Hacia un modo de producción no estándar (Patrick Beaucé, Bernard Cache)
Una forma avanzada de movilidad (Greg Lynn)
La forma basada en el cálculo. Una entrevista con Greg Lynn (Ingeborg M. Rocker)
De lo virtual (Alejandro Zaera-Polo/Foreign Office Architects)
Arquitectura, ciencia, tecnología y el reino de lo virtual (Antoine Picon)
La arquitectura y las tecnologías de la vida (Sanford Kwinter)
Deleuze y el uso del algoritmo genético en arquitectura (Manuel DeLanda)
El complejo digital: diez años después (Stan Allen)
169 Ordenar sin ordenador (John Frazer)
Agradecimientos
Bibliografía
Biografías de los autores
Lee un fragmento
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Texto de la introducción:

‘Introducción

por Lluís Ortega

Este libro es una recopilación de reflexiones sobre el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la arquitectura. El origen de este fenómeno se remonta a la década de 1970, cuando la cibernética se introdujo con fuerza en la discusión del ámbito arquitectónico. Desde entonces, el impacto de las TIC en la arquitectura ha sido objeto de reflexión, generando algunos de los debates más vivos y polémicos de la disciplina. Al tratarse de una investigación que goza de plena vigencia y que cuenta ya con más de tres décadas de desarrollo, es comprensible que en ella encontremos algunas vías de trabajo que ya han sido abandonadas, otras que se encuentran en fase de discusión y algunas otras que emergen. Dada la enorme cantidad de textos publicados en los últimos años, muchos de ellos contradictorios entre sí, la reconstrucción de este debate no pretende ser ni exhaustiva ni objetiva, pues aún no disponemos de la distancia histórica suficiente para llevar a cabo una aproximación completa. Se trata de una toma de posición que pretende incentivar y reconducir la reflexión sobre el papel de la tecnología en la arquitectura.

Un lugar común en muchos de los textos que abordan el fenómeno de la digitalización es el uso de la palabra ‘revolución’. En principio, se podría entender ‘revolución’ de diferentes modos; sin embargo, cuando se insiste en el cambio de paradigma que ha supuesto la introducción de los ordenadores en la práctica disciplinar, las opciones se reducen. Se asimila de forma evidente el modelo establecido por Thomas S. Kuhn1 para describir las revoluciones científicas. Kuhn identifica una revolución científica con aquellos episodios de desarrollo no acumulativo en los que se reemplaza, completamente o en parte, un antiguo paradigma por otro nuevo e incompatible con el anterior. La acumulación de anomalías y de propuestas no satisfechas según el modelo imperante de la Ciencia Normal se resuelve satisfactoriamente por medio del nuevo modelo. Puede detectarse algo similar en los cambios que el fenómeno digital ha introducido en la arquitectura. Antes de la aparición de los ordenadores, temas que hoy se identifican como característicos de la arquitectura digital —relaciones dinámicas, flujos, geometrías no euclidianas, integración de modelos naturales, etc.— ya habían sido abordados por arquitectos predigitales, aunque es cierto que la manera de trabajarlos había sido más metafórica que instrumental —véanse, por ejemplo, los diagramas de movimientos de Louis I. Kahn, los proyectos informes de Friedrich Kiesler o los trabajos indéxicos de Charles y Ray Eames—. Sin embargo, la posibilidad de aplicar a la arquitectura el modelo de Thomas S. Kuhn es cuestionable, pues no se trata de una actividad científica y, por tanto, la estructura establecida en base a paradigmas no parece extrapolable de una forma literal. Es imposible definir una arquitectura normal tal como Kuhn acotó una ciencia normal. En este sentido, las afirmaciones en clave cientifista que definen el impacto digital como una revolución o como un cambio de paradigma deberían entenderse de una forma metafórica y no analítica. A lo que probablemente se refieren muchos de estos autores es a que las TIC han permitido un cambio de jerarquía en las prioridades de los arquitectos y, con ello, se ha posibilitado una reconceptualización del marco de la discusión disciplinar. Esta interpretación no menoscaba la importancia del cambio, sino más bien todo lo contrario, lo plantea en sus justos términos. Cabe insistir en que se trata de cambios sustanciales en buena parte de los cimientos sobre los que se ha venido sustentando la práctica arquitectónica, como la representación, la gestión de información o la virtualidad.

La selección de textos que aquí se presenta evita tomar posiciones excesivamente tecnofílicas o tecnofóbicas y se ha centrado en reflejar el impacto de ese cambio de prioridades.

Tras la introducción de la tecnología digital en el mundo académico, la investigación alcanzó posiciones muy radicales. Por un lado se produjo una explosión seudocientifista que confiaba en la tecnología y en su capacidad de convertirse en una tabla salvavidas ante un posmodernismo rampante. La referencia al proceso permitía escabullirse de la excesiva carga iconográfica, histórica y semántica del posmodernismo venturiano.

Un segundo grupo reaccionó ante la aparición del ordenador con una indiferencia que rozaba lo grotesco, aceptando el nuevo instrumento, a lo sumo, como una nueva prótesis para el arquitecto. Ante estos dos enfoques antagónicos, una tercera manera de plantear el problema ha ido tomando posiciones silenciosamente. Se trata de una opción que ha seguido una generación de arquitectos que no problematiza lo digital como tal, sino que son digitales por nacimiento o adopción; sencillamente, operan en el nuevo medio. En una revisión no declarada de cierto pragmatismo, su actitud es claramente inclusiva y no dialéctica; sus intereses son diversos, múltiples y plurales. No entienden el formalismo como antagónico de lo funcional, no imaginan lo sistemático como opuesto a lo creativo, no refieren lo ornamental a ninguna práctica delictiva, ni tampoco renuncian a los accidentes. La complejidad ya no fascina por sí misma, sino por su latente inteligencia virtual; estos arquitectos no se nutren de grandes narrativas excluyentes, sino que conforman robustas redes de intereses; no hablan de los ordenadores, los utilizan.

La estructura de esta recopilación de textos permite leerlos de dos maneras. Por un lado, los textos son independientes entre sí y cada uno tiene interés por sí mismo. Al mismo tiempo, también pueden leerse de una manera convencional; es decir, como un único texto, con una lectura continua e ininterrumpida. La selección y el orden de los textos se basa en la intuición de que nos encontramos ante un cambio de grado, ante un abandono de un proceso iniciático a lo digital y ante el arranque de una arquitectura digital de segunda generación. De este modo, el orden del libro no sigue estrictamente una secuencia cronológica, sino discursiva.

El primer texto de esta recopilación, un artículo de Gordon Pask, es el único anterior a 1975, fecha de referencia de la que parte toda esta colección de escritos. El artículo de Gordon Pask, elocuentemente titulado en 1969 “La relevancia arquitectónica de la cibernética”, resalta la idea de que, ante todo, los arquitectos son diseñadores de sistemas que en los últimos años han ido centrando cada vez más su interés en las propiedades organizativas de los sistemas de desarrollo, comunicación y control. Este texto marca un inicio que me parece significativo en la discusión sobre la relación entre la tecnología digital y la arquitectura. El impacto de la cibernética sobre la arquitectura no es sólo instrumental, sino que constituye un nuevo marco teórico donde poder pensar y proyectar. Aquello que durante el siglo xx se entendía como un proceso teleológico lineal deductivo basado en la identificación de una causa y su efecto, se convierte en un proceso inductivo con una aproximación sistemática y circular que se retroalimenta y que da prioridad a lo performativo frente a lo meramente descriptivo. Por paradójico que parezca, la aparición de las redes digitales recupera alguna de las lógicas de las sociedades orales anteriores a la irrupción de la imprenta. Se cuestiona la idea de tipología como estructura rígida que establece relaciones entre forma y función para volver a hablar de la arquitectura en términos orgánicos y dinámicos. Se supera el complejo antiornamental del movimiento moderno más canónico y se desarrollan nuevos discursos y propuestas sobre lo ornamental como sistema integrador de la tríada vitruviana; con la aparición de los nuevos sistemas integrados de diseño y producción, se asimila la limitación de la seriación productiva de la industria mecanizada de Sigfried Giedion2 y se recupera la ambición de personalizar la producción, ya no desde su antigua configuración manual, sino desde la singularidad que los sistemas digitales permiten incorporar al proceso de diseño. Ya no se piensa en función de series o repeticiones, sino en versiones y variaciones.

Sobre el contenido

No se trata de discutir si aceptamos o no lo digital. Centrar la discusión en estos términos ya no es pertinente. La discusión se centra sobre cómo reconstruir, si fuera deseable, los marcos de evaluación y desarrollo de una disciplina que hoy parece mucho más compleja, abierta y potente desde el punto de vista instrumental que en el siglo anterior. Como tantas veces ha sucedido en la historia de la arquitectura, parece que nos encontramos en un momento donde los grandes discursos, los “ismos” reductores, ya no son posibles ni deseables. Seguramente el futuro es mucho más parecido a una red flexible y reconfigurable, una red desde donde abordar los grandes temas pendientes, presentes y por venir.

Con dos textos cada uno, Stan Allen y John Frazer reflexionan sobre los nuevos medios y reclaman superar la atención que se presta al medio digital para asumir la realidad digital como tal y volver a centrar la discusión en otros ámbitos de la disciplina. Con sus reflexiones “prodigitales” y “posdigitales” ambos autores enmarcan el resto de trabajos seleccionados.

Mario Carpo trata el problema de la producción no estándar en la era digital. Desde la perspectiva de quien ha observado atentamente el devenir de la discusión sobre lo digital en arquitectura, Carpo nos presenta el estado actual de la investigación centrándose en la producción. Antoine Picon aborda en “La arquitectura y lo virtual. Hacia una nueva materialidad” el problema de la materialidad y la representación en el ámbito de la arquitectura digital.

Brett Steele, investigador de referencia en el campo de lo digital por su trabajo en la Architectural Association, distingue entre los que él denomina partidarios del diagrama y los del proceso. Si los primeros entienden su actividad como expansiva, contextual y gestora de datos, los segundos operan de modo más introspectivo, manifestando un interés especial por la investigación topológica.

Bernard Cache y Patrick Beaucé reflexionan en su texto sobre la producción no estandarizada. Desde su propia experiencia como investigadores, efectúan un pormenorizado recorrido sobre los fundamentos de la arquitectura asociativa y proclaman la necesidad de construir una cultura de la producción digital.

Greg Lynn centra su texto en las expectativas de ruptura con un modelo de arquitectura basado en el estudio de fuerzas estáticas y reclama una reconceptualización de la disciplina apoyándose en la capacidad de los ordenadores de abordar sistemas y modelos dinámicos. En su ar­tículo-entrevista, Ingeborg Rocker nos ayuda a recorrer toda la trayectoria profesional y conceptual de Greg Lynn, uno de los más destacados y prolíficos investigadores de lo digital.

Alejandro Zaera-Polo, de Foreign Office Architects, hace hincapié en la distinción entre la arquitectura virtual y lo virtual en arquitectura, centrando su interés en este último aspecto y en cómo se utilizan diagramas y medios informáticos para explorar nuevos compuestos materiales.

En un texto de cariz más académico, Antoine Picon aborda este mismo tema de la virtualidad en su artículo “Arquitectura, ciencia, tecnología y el reino virtual”.

Dentro de un ámbito más teórico se enmarcan las contribuciones de Sanford Kwinter y Manuel Delanda. En “Deleuze y el uso del algoritmo genético en arquitectura”, Delanda reflexiona sobre los nuevos modos de generación de la forma dentro del marco conceptual deleuziano y retoma la polémica sobre si los ordenadores representan el final de la autoría artística.

Sanford Kwinter, por su parte, aborda en su artículo la convergencia entre el conocer y el hacer, dos características de la filosofía y la arquitectura respectivamente. Según Kwinter, una nueva visión orgánica, termodinámica e informacional de la forma en arquitectura ya ha comenzado a aparecer en la era digital.

Por razones obvias de limitación de espacio, no ha sido posible recopilar trabajos de todos aquellos que han hecho aportaciones significativas a este ámbito; muchas de estas contribuciones están referenciadas en la bibliografía adjunta. Junto a los títulos de los artículos se han añadido unas palabras sobre su contenido, para orientar al lector interesado en ampliar sus lecturas sobre el tema.

El registro de voces que aparece en este libro es diverso y su estructura no ambiciona coherencia ni proselitismo. Se trata de autores que, con la propia evolución de su trabajo, han reconocido y demostrado que la tecnología ha producido un impacto productivo, que se trata de una nueva oportunidad para repensar y ensanchar las fronteras de la práctica arquitectónica, pero que no renuncian a entender su actividad como disciplinar. Demasiado a menudo el debate se ha visto condicionado por aproximaciones moralistas sobre la aportación del nuevo medio a la arquitectura. Por su ambigüedad fronteriza, la disciplina siempre ha sido escenario de discusiones sobre su constitución, y seguramente este hecho ha permitido su desarrollo. La polémica sobre la aparición del ordenador fue secuestrada en los últimos años por discursos que apuntaban tanto a la desaparición de la disciplina por culpa del nuevo instrumental, como a la crítica de un pretendido objetivismo basado en sistemas procesuales. Lo cierto es que se trata de un debate falso. La oportunidad para la labor proyectual o para la crítica no pasa por ahí, sino por recuperar la arquitectura como actividad cultural que reincorpora lo virtual como centro de su ámbito de desarrollo conceptual y lo paramétrico como núcleo de su técnica proyectual. Es cierto que, gracias a lo digital, ninguno de estos dos aspectos —lo virtual y lo paramétrico— es nuevo, pues ambos han estado presentes en la arquitectura; sin embargo, también es cierto que, gracias a las TIC, tanto lo virtual como lo paramétrico se han convertido en los motores de una nueva conceptualización de la actividad.’

Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL

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