Ante la presión constante por ser productivos, por hacer más, ser más y conseguir más, Madeleine Dore nos invita a bajar la productividad de su pedestal a partir de desmontar los objetivos imposibles y la constante comparación con los demás. Un libro que nos invita a darnos permiso para encontrar nuestro propio camino.
Al empezar el día:
Cuando la productividad se reduce · La expansión de la creatividad
Los tropiezos del día:
La imposible búsqueda de la rutina ideal ·La preocupación por el tiempo perdido · La ambición es como una portería fantasma · El mito del equilibrio · El punto muerto de la indecisión · El desaliento de la comparación · La gran decepción de las expectativas · La trampa del“muy liado” · La negación de la limitación · La estricta regla de la disciplina · El tira y afloja de la distracción · La agotadora búsqueda de la perfección
Al final del día:
La generosidad de la bondad · La profundidad de la curiosidad · Los momentos de disfrute
Índice
Lo que ocurre con los consejos 9
Al empezar el día 12
1 Cuando la productividad se reduce 13
2 La expansión de la creatividad 30
Los tropiezos del día 40
3 La imposible búsqueda de la rutina ideal 41
4 La preocupación por el tiempo perdido 62
5 La ambición es como una portería fantasma 82
6 El mito del equilibrio 97
7 El punto muerto de la indecisión 116
8 El desaliento de la comparación 131
9 La gran decepción de las expectativas 143
10 La trampa del “muy liado” 167
11 La negación de la limitación 188
12 La estricta regla de la disciplina 206
13 El tira y afloja de la distracción 223
14 La agotadora búsqueda de la perfección 240
Al final del día 254
15 La generosidad de la bondad 255
16 La profundidad de la curiosidad 264
17 Los momentos de disfrute 274
Agradecimientos 282
Créditos 286
Índice alfabético 288
Lo que ocurre con los consejos
A lo mejor produce cierta extrañeza abrir un libro como este —que, en principio, anuncia que va a explorar cuestiones relacionadas con la productividad, el equilibrio y la autodisciplina— y encontrarse con que la autora no afirma tener esas cuestiones totalmente resueltas. Yo no tengo la clave de cómo ser mejor ni de cómo mejorar la forma en la que lo haces todo, ni de cómo cambiar o cómo arreglar las cosas. Tampoco creo que existan ni un truco secreto ni una estrategia perfecta para solucionar todas esas facetas inestables, desordenadas e imperfectas de la existencia humana. Lo que sí creo, en cambio, es que más que empeñarnos en cambiar todas esas cosas que nos caracterizan, lo que deberíamos hacer es, precisamente, aceptarlas en el transcurso de nuestro día a día.
Por tanto, este libro no pretende ofrecer “el consejo definitivo”. Es la culminación de un proyecto llamado Rutinas extraordinarias que empecé en 2014, y aquí se recogen las lecciones, reflexiones, sensaciones, perspectivas e ideas que saqué a partir de él. Rutinas extraordinarias es un proyecto personal que empecé nada más graduarme, en un momento en el que no tenía idea de por dónde tirar (ni en mi carrera en el mundo del periodismo ni en la construcción de la clase de vida creativa que anhelaba tener). Así que empecé a hablar con mis amistades sobre cómo llevaban ellas la cotidianidad, la vida diaria, y después con las amistades de mis amistades y, finalmente, con gente a la que siempre había admirado a distancia y con la que jamás soñé que tendría la oportunidad de conversar.
El proyecto no tenía ni la inversión ni el rigor ni la metodología de un proceso de investigación académica formal; fue más bien algo que fui dejando y retomando a lo largo de los años, en la medida en que me lo permitían mi tiempo y mi curiosidad. Hablé con quien pude, cuando pude y donde pude, sobre todo en mi ciudad natal, Melbourne, pero también en Nueva York durante las temporadas en las que estuve allí de visita. Con el tiempo, Rutinas extraordinarias se convirtió en un sitio al que recurría para explorar incertidumbres y resolver, por medio de conversaciones, experimentos y cavilaciones, mis propios altibajos con cosas como el sentimiento de culpa respecto a la productividad, el afán perfeccionista o el vicio de compararme con los demás.
Y de ahí, de ese lugar, es de donde parte este libro. En muchos sentidos, es la mismísima definición de “autoayuda”: si escribí el libro fue para plantearme preguntas en voz alta, para poner orden en el archivo de todas las conversaciones que había ido recopilando, para usarlo como una herramienta que me fuera útil en mis rutinas, que me ayudara a ver mis propias contradicciones, errores y limitaciones y a encontrar una forma de trabajar con todo ello a medida que iba entendiéndome mejor y descubriendo mi propio camino. Si bien algunas de las lecciones que extraje pueden generalizarse, lo que se ve en este libro parte de mí: se ve la persona que soy, la gente con la que me pareció interesante hablar, las lecciones que decidí sacar, las interpretaciones que hice, las lagunas que me han quedado, mis puntos ciegos, las opiniones que tenía entonces y que quizás hayan cambiado. Es posible que lo que a mí me ha resultado inspirador, me ha motivado o me ha parecido que tenía sentido, a ti te parezca algo impracticable o incluso aburrido, pues es indudable que mi perspectiva, mis tropiezos y mis experiencias serán distintos de los tuyos. Así que te pido una cosa encarecidamente: que apliques tu propio criterio, que hagas una disección de los temas que se comentan aquí, que pongas en orden tus propias conversaciones. De todo lo que hay en este libro, adopta lo que te resulte útil y descarta lo que no lo sea tanto. Y ten siempre en mente que yo también voy averiguando las cosas sobre la marcha, al mismo tiempo que tú.
Así, con un pequeño empujoncito, te animo a que explores, picoteando de cada capítulo, cuáles son las cosas que te funcionan y cuáles no para que puedas acercarte a tus propias contradicciones, tus cambiantes deseos, tus errores, tus limitaciones…, y aprendas a darte los consejos que necesitas en cada momento. Y permítete cambiar de opinión a medida que lo hacen también tus días.
Copyright del texto: su autora
Copyright de la edición: Editorial GG SL