Si alguna vez te has embarcado en un proceso creativo, muy probablemente te hayas topado con dudas, miedo ante la página en blanco, sensación de fracaso, el peso de las convenciones… Se trata de factores tremendamente bloqueantes, forjados y anclados en nuestra mente, que no hacen más que entorpecer nuestro fluir creativo.
A través de distintas anécdotas y experiencias del mundo del arte, la filosofía, la naturaleza y la neurociencia, el experto en creatividad Richard Holman nos ayuda a detectar y entender cada uno de nuestros demonios creativos y a construir una armadura mental para hacerles frente. Leonardo da Vinci, Marina Abramovic, J. K. Rowling, el Dr. Seuss o Herbie Hancock nos acompañan en este camino, un proceso de aprendizaje y autoconocimiento que tiene un solo objetivo: decir adiós a tus demonios.
Introducción 8
Capítulo 1: El demonio de la procrastinación 12
Capítulo 2: El demonio de la página en blanco 26
Capítulo 3: El demonio de la duda 44
Capítulo 4: El demonio de la convención 58
Capítulo 5: El demonio de las limitaciones 74
Capítulo 6: El demonio de la crítica 90
Capítulo 7: El demonio del robo 104
Capítulo 8: El demonio de los accidentes 118
Capítulo 9: El demonio del fracaso 132
Capítulo 10: El demonio de la decepción 148
Epílogo 160
Notas 162
Lecturas adicionales 166
Agradecimientos 168
Introducción
Reúne a un grupo de niños de cinco años, dales unos bolígrafos y papel, y pídeles que dibujen lo que quieran. En poco tiempo tendrás un montón de obras de arte gloriosamente originales. En algunos dibujos aparecerán objetos físicos. Otros serán completamente abstractos. Unos pocos tendrán solo garabatos coloridos, pero todos los niños habrán creado algo.
Vuelve a reunir a los mismos niños diez años después. La misma habitación, los mismos bolígrafos y papel y la misma tarea. Los resultados serán muy diferentes. Los jóvenes de quince años estarán mucho más indecisos. Probablemente te pedirán algún tipo de guía. Mirarán a su alrededor, incómodos, para ver qué están haciendo los demás. Si tienes suerte, un par de ellos comenzará la tarea con entusiasmo. Pero lo más probable es que te digan que ni siquiera pueden empezar porque «no saben dibujar».
¿Qué ha pasado?
¿Adónde ha ido toda esa creatividad despreocupada?
Lo que ha ocurrido es una verdad frecuentemente comentada: la creatividad no se aprende, se desaprende. Cuanto mayores nos hacemos, más cuestionamos nuestras capacidades; miramos con envidia el trabajo de otros y pensamos: «Yo nunca podría hacer eso». Sentimos cada vez más miedo de cometer errores, de quedar en ridículo. Y así, poco a poco, cada uno de nosotros desarrolla su propio y pernicioso grupo de demonios creativos.
Cuando se trata de escribir el primer capítulo de tu novela, son tus demonios creativos quienes, de manera astuta, te sugieren que mañana será mejor día para empezar que hoy. Son esos mismos demonios los que te retienen con una fuerza irresistible que te impide hacer la primera marca en el lienzo en blanco que tienes delante. ¿Y esa pequeña voz que, en plena noche, te susurra al oído que eres un impostor sin talento, sin la más mínima esperanza de crear algo valioso? Ahí tienes a otro demonio creativo.
Hay tres cosas que necesitas saber sobre estas molestas criaturas que buscan frustrar tus impulsos creativos a cada paso.
La primera es que ningún artista, escritor, músico, intérprete, pensador o creador está libre de ellos, sin importar cuán talentoso, exitoso o aclamado sea. Como descubrirás en estas páginas, algunos de los nombres más insignes de la historia de la humanidad han tenido que librar batallas largas, arduas y traicioneras
contra sus propios demonios creativos: Leonardo da Vinci, J. K. Rowling, Dr. Seuss, Brian Eno, Herbie Hancock y Marina Abramović; todos han sufrido, pero todos lo han superado.
La segunda es que, cuanto más tiempo dejes a tus demonios sin control, más prosperarán y más crecerán. Si no te enfrentas a ellos, podrían desbordarte por completo y coartar tus impulsos creativos. La duda sobre ti mismo, la indecisión y el miedo te paralizarán, y nunca disfrutarás de esa sensación triunfante y vital de dar un paso atrás y mirar la letra que acabas de escribir, la pieza de cerámica que acabas de modelar o la imagen que acabas de dibujar, y pensar: «¡Lo he hecho yo!».
Finalmente, lo tercero que debes saber es esto: no importa cuán peludos, grotescos, sanguinarios o francamente ruidosos sean tus demonios creativos personales, pueden ser vencidos. A veces, como veremos, incluso se les puede dar un buen uso.
El mundo necesita tu creatividad ahora más que nunca. Necesitamos ideas originales e innovación que ayuden a resolver los problemas a los que nos enfrentamos los seres humanos y todas las demás especies en nuestro planeta. Necesitamos libros, obras de teatro, películas, música, teatro y arte que nos unan y nos ayuden a comprender lo que significa estar vivos hoy. Y, además, cada uno de nosotros necesita permitirse el lujo de perderse, aunque sea por un momento, en el consuelo de crear algo que antes no existía.
Así que acompáñame a cazar a los demonios más diabólicos, uno por uno. Concédeme algo de tu tiempo y te mostraré cómo, con astucia, convicción y un poco de ayuda de algunas de nuestras mentes creativas más grandes, puedes superar los monstruos que forja tu propia mente y comenzar a crear.