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Parentesco. Pertenecer a un mundo de relaciones

Disponible

En una época en que la lealtad humana hacia el mundo natural parece en entredicho, ‘Parentesco’ ofrece historias de solidaridad que subrayan la profunda interdependencia existente entre los humanos y el mundo no humano.

Tras la publicación del primer volumen (‘Parentesco. Planeta’), nos sumergimos de nuevo en la honda maraña de relaciones a la que pertenecemos para entenderla como una comunidad de vida y aprender a convivir con nuestros parientes.

A través de cosmologías, relatos míticos y prácticas cotidianas, historias llenas de sabiduría popular y colectiva, las voces que conforman este nuevo volumen —Lisa María Madera, Bethany Barratt, Enrique Salmón, Diane Wilson, Devon G. Peña...— nos invitan a entender que el mundo no humano es digno de nuestra consideración y responsabilidad y a adentrarnos en el camino del parentesco en acción.

Descripción técnica del libro:

13 x 19,5 cm
192 páginas
Español
ISBN/EAN: 9788425235344
Rústica
2025
Descripción
Descripción

Detalles

En una época en que la lealtad humana hacia el mundo natural parece en entredicho, ‘Parentesco’ ofrece historias de solidaridad que subrayan la profunda interdependencia existente entre los humanos y el mundo no humano.

Tras la publicación del primer volumen (‘Parentesco. Planeta’), nos sumergimos de nuevo en la honda maraña de relaciones a la que pertenecemos para entenderla como una comunidad de vida y aprender a convivir con nuestros parientes.

A través de cosmologías, relatos míticos y prácticas cotidianas, historias llenas de sabiduría popular y colectiva, las voces que conforman este nuevo volumen —Lisa María Madera, Bethany Barratt, Enrique Salmón, Diane Wilson, Devon G. Peña...— nos invitan a entender que el mundo no humano es digno de nuestra consideración y responsabilidad y a adentrarnos en el camino del parentesco en acción.

Gavin Van Horn es el director creativo y editor ejecutivo del Center for Humans and Nature. Su obra participa de la conversación entre humanos, nuestros parientes no humanos y el paisaje animado. Es el coeditor (con John Hausdoerffer) de Wildness: Relations of People and Place y (con Dave Aftandilian) de City Creatures: Animal Encounters in the Chicago Wilderness; y es el autor de The Way of Coyote: Shared Journeys in the Urban Wilds.

John Hausdoerffer (jhausdoerffer.com) es autor de Catlin’s Lament: Indians, Manifest Destiny, and the Ethics of Nature, y coautor y coeditor de Wildness: Relations of People and Place What Kind of Ancestor Do You Want to Be? John es decano de la Escuela de Medioambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Western Colorado de Gunnison y cofundador del Instituto Coldharbour, del Center for Mountain Transitions y del Resilience Studies Consortium. John es miembro e investigador principal del Center for Humans and Nature.

Robin Kimmerer es madre, botánica, escritora y profesora distinguida de la Facultad de Ciencias Ambientales y Silvicultura de SUNY, en Syracuse, Nueva York, y directora fundadora del Centro para los Pueblos Nativos y el Medioambiente. Es miembro registrado de la Nación Ciudadana Potawatomi y una estudiosa de las plantas de la nación. Entre sus obras están Reserva de musgo Una trenza de hierba sagrada. Saber indígena, conocimiento científico y las enseñanzas de las plantas. Como escritora y científica, sus intereses no se centran solo en la restauración de las comunidades ecológicas, sino también en la restauración de nuestra relación con la tierra. Vive en una vieja granja en el estado de Nueva York, entre jardines domésticos y silvestres.

Índice de contenidos
Índice de contenidos

10 Gavin Van Horn
El parentesco en acción

22 Enrique Salmón
Un corazón arraigado: dentistas poéticos y que te llueva encima

31 Lisa María Madera. El maravilloso mundo de la w’aka: lecciones de Pacha Mama frente a la desesperación

45 John Hausdoerffer
Restauración del parentesco: ideas sobre el duelo y la esperanza desde Terrible Mountain

63 Sean Hill
Bemidji Blues

64 Bethany Barratt
Reconocer el parentesco

73 Diane Wilson
Hacer familia

86 Sean Hill
Naturaleza muerta con estorninos y hombre

99 Gary Paul Nabhan
Paseando la frontera: el coste de la pérdida del parentesco cuando militarizamos las fronteras

107 Craig Santos Pérez
‘ginen’ sotobosque: (primer trimestre), (primer océano), (primer ultrasonido), (tercer trimestre), (primer cumpleaños)

113 Lilian Pearce
Políticas de parentescos contaminados

124 Elizabeth Bradfield
Ámbar

126 Gavin Van Horn
Volver a ser familia

138 Devon G. Peña
Fronteras, bordes y mosaicos cambiantes: sobre el parentesco en estados amurallados

147 Aaron Abeyta
Esta familia, no de sangre, sino de tiempo

153 Art Goodtimes
Rehabitación

156 Curt Meine
Sanar la tierra sagrada

167 John Hausdoerffer
Parentesco lúdico: entrevista con Melissa Nelson

181 Permisos
182 Agradecimientos
185 Autores

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Gavin van Horn
El parentesco en acción

LOS HILOS, SUSPENDIDOS EN EL AIRE, CAÍAN CON LEVEDAD. Centelleaban, luz emanaba de su interior. Luego se desvanecieron. Incliné la cabeza. Los hilos reaparecieron, como si se materializaran de la nada. No eran meros hilos, eran hebras que surgían limpiamente como radios de un núcleo delicadamente hilvanado. Una farola cercana iluminaba su interior, revelando una geometría sagrada. Me acerqué aún más. Con una ligera inclinación del rostro modifiqué el ángulo entre mis ojos y el diseño nocturno de la araña; los hilos desaparecían o se descubrían. Su creadora, que diestramente daba los últimos retoques a su obra de arte material, era más pequeña que la uña de mi pulgar. Su obra brillaba con luz propia. Durante un instante, sentí envidia… luego gratitud. El resultado exhibía una destreza de la que yo era completamente incapaz. Me acerqué de nuevo para observar mejor aquella labor de costura, que aguantaría flotando toda la noche antes de que la fuerte brisa de la mañana se la llevara por delante.
Originalmente, ‘Parentesco: pertenecer en un mundo de relaciones’ es una serie de libros —cinco volúmenes que reúnen ensayos y poemas de todo tipo— organizados por la escala del tema que tratan, ya sea la composición del cosmos o los gestos del día a día: Planeta, Lugar, Compañeros, Personas y Prácticas. No obstante, también podríamos describir estos libros como una red, una malla cuyos hilos conectan, entretejen y reúnen una amplia gama de temas y experiencias. Cada libro trasciende sus páginas, que, como filamentos de seda, se enlazan con los demás libros. Si inclinas la cabeza en el ángulo adecuado, aparecerá ante ti una com¬pleja red; práctica, sensorial, hábil.
Los ensayos y poemas que tienes entre manos son líneas, hebras de tinta, patrones sobre el papel. Con tu imaginación, estas palabras cobrarán vida, y te recordarán y revelarán lo que tenemos en común con el resto de los seres que, junto a nosotros, habitan la Tierra; parientes nuestros, de todas formas y tamaños. Estos van desde las bacterias que bucean en tu vientre o yacen en la punta de tu lengua hasta la vibrante respiración colectiva que te acaricia el rostro y se te mete hasta los pulmones. Merece la pena conocer (y tal vez también ‘reconocer’) los hilos comunes de parentesco —especialmente la flora— que hacen que este intercambio de respiraciones sea posible. Tu vida, mi vida, todas nuestras vidas dependen de la calidad de nuestros vínculos (el aire que respiramos, el agua que be¬bemos, los alimentos que comemos y el alimento en que nos convertimos) en esta exuberante maraña planetaria y dadora de vida, engendradora de seres inteligentes capaces de tejer redes y palabras.

El parentesco en acción
Las palabras de esta red de Parentesco se refieren de un modo muy hermoso a las relaciones (procesos vitales, salvajes) que siempre están ahí, aunque no siempre sean visibles. Como estas relaciones son difíciles de captar, puede dar la impresión de que el mundo es una mera colección de objetos inertes, llena de nombres. Tú eres tú. Yo soy yo. Lamentablemente, a aquel pájaro en el comedero nos referimos como “eso”. A aquel río que pasa por debajo del puente y a aquella montaña que se perfila en el horizonte los llamamos “recursos naturales”. Algunos tenemos derechos, legitimación procesal, personalidad jurídica; otros, dependiendo de en qué Estado o nación se hallen, no. Los nombres son útiles, aunque pueden llevar a confusión, e incluso reforzar la idea de que el mundo está compuesto de cosas: algunas más pequeñas, otras grandes, algunas brillantes, otras opacas, algunas con alas, otras con patas, algunas con hojas, otras con pelo. Este reduccionismo lingüístico puede llegar a indicar que solo hay materia, conjuntos de átomos ordenados en formas geométricas más o menos complejas. Sin embargo, nótese que incluso en esta última frase se ha colado un sintagma muy interesante. ¿Qué son los átomos sino un conjunto de ‘relaciones’? ¿Qué es un conjunto de relaciones sino ‘relaciones relacionándose’? Al igual que cuando incliné la cabeza y “apareció” la tela de araña gracias a un ligero cambio de perspectiva, también es posible con un cambio de perspectiva descubrir los hilos que conectan el mundo, todas las relaciones que nos convierten en miembros de la misma familia. La clave se encuentra en algo que aparece una y otra vez en ‘Parentesco’: que la Tierra (y todo lo que hay en su interior, incluido todo lo que produce lo que llamamos tierra) es un verbo. Todo está en movimiento, todo está relacionado.
La lengua inglesa es principalmente nominal y, en comparación con muchas lenguas indígenas, la animacidad y la agencia de otros seres y procesos gozan en ella de menos presencia. No obstante, aunque ‘Parentesco’ está escrito originalmente en inglés, el término cuestiona desde su esencia misma —debido al tema que trata — esta obsesión por los objetos. ‘Parentesco’, por supuesto, puede considerarse un nombre, un estado del ser, ya sea en términos de genética biológica; de familia, clan o taxonomía; de memoria y relaciones compartidas intrínsecas a personas y lugares concretos, o de figuraciones más metafóricas que nos unen con credos, tradiciones, culturas, países o el planeta. No obstante, las voces reunidas en este libro apuntan a una nueva perspectiva: el parentesco ‘como verbo’.
Tal vez este parentesco en acción debamos denominarlo ‘parentescalización’. Los seres humanos nacen en parentesco, en todos los sentidos. Pero las palabras de esta serie expresan colectivamente algo que va mucho más allá de los derechos de nacimiento: indican que es posible ‘llegar a ser parte del parentesco’ de alguien. En este sentido, el parentesco no es un hecho, sino un proceso intencionado. No depende de códigos genéticos. Por el contrario, los seres humanos lo cultivan como una expresión más de la vida —de entre muchas, muchas otras— que gira en torno a una cuestión ética: ¿cómo podemos relacionarnos correctamente? Nos unimos en parentesco al (re)conectar nuestros cuerpos, mentes y espíritus en un mundo que no es una mera colección de objetos, sino una “comunión de sujetos”, como dice Thomas Berry. Los ensayos y poemas de este libro nos enseñan, a diferente escala y en diferentes geografías, cómo podemos ser mejores parientes unos de otros, más receptivos a las lenguas de los demás, especialmente de los no humanos, y cómo escuchar mejor sus historias, que nos llegan a través del espacio y el tiempo. Este mundo vibrante, al igual que este libro, nos invita a relacionarnos, nos ofrece maneras para ser y estar con y entre el resto de los seres afines con los que compartimos la Tierra.

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